jueves, 30 de junio de 2016

Unas cuantas anotaciones en torno a los resultados de las elecciones de 26J (1). 


- El bipartidismo ha sido la forma de organización oligárquica del Régimen postfranquista.

- Antes de seguir: 'Régimen' no es ningún término peyorativo, tan sólo refiere una estructura específica de institucionalidad política de las sociedades, de configuración del Estado, en los diversos tiempos y espacios. La palabra no añade ni quita, por ejemplo, una mayor o menor densidad democrática. Cuando se dice en los media 'el Régimen de Chaves' pero no 'el Régimen de Obama' hay una perversión interesada del lenguaje y de la teoría política, asociando Régimen a personalismo y a falta de arraigo histórico.Pura propaganda.

- Empleando conceptos de Gramsci que, pese a su (creo yo) tergiversaciones togliatiana y neotogliatiana o laclausiana, me parecen que siguen siendo muy útiles para analizar las sociedades capitalistas complejas, el complejo PP-PSOE es el partido orgánico del Régimen. La deslegitimación abierta por el 15M, que gozó de la simpatía de muy amplias capas de la población, fue al tiempo síntoma e impulso de una crisis orgánica en ciernes. PP y PSOE eran la misma mierda. La operación Podemos y, después, la Ciudadanos apuntaban a una finalización del Régimen del 78 y su sustitución por una situación abierta en la que se dirimiera una disputa hegemónica entre las dos fuerzas esenciales en toda sociedad de clases, la que empuja hacia la democracia y la que mantiene y profundiza la oligarquía.

- El cambio a corto plazo que anunciaron las municipales-autonómicas de la primavera pasada y las generales del 20D era un espejismo. El bipartidismo, el statu quo, se mantiene y, dadas las circunstancias, goza de aceptable salud, aunque no, desde luego, de la robustez de antaño. Es más, creo que los resultados de las elecciones suponen una Restauración parcial y efímera. Así, el panorama previsible es un gobierno monocolor del PP con un apoyo del PSOE enormemente teatralizado para que no parezca tal y que permita al PSOE seguir siendo primer partido de la oposición con los privilegios políticos que conlleva tal título. En tales circunstancias el PSOE tiene tiempo y medios para superar su crisis y presentarse a las siguientes elecciones en condiciones de restañar el Régimen, marginando lo que quede de las alternativas y reconstituyendo un bloque hegemónico. Si estuviéramos en tiempos de bonanza económica, lo tendrían muy fácil.

- Poco que decir respecto a la recuperación electoral del PP. La derecha española es seguramente la derecha más reaccionaria y más inculta de Europa Occidental y además ganó una guerra y conserva esa victoria hasta la fecha. Más que de amor a sus banderas, se alimenta de odio a los otros, a la Antiespaña, de modo que por muy mal que lo hagan los suyos, por mucho que roben, siempre serán preferibles a los otros, los representantes del Mal absoluto. Ciudadanos fue un pequeño grano, una veleidad – no todos los que votan al PP son franquistas inconsútiles –, pero en cuanto vieron la cosa peligrosa, volvió la manada al redil.

- La opinión generalizada es que Unidos-Podemos ha fracasado. Si nos ceñimos al ámbito electoral y lo relacionamos con las expectativas, es algo innegable. Convendría ser un poco más alto de miras a la hora de calificar de fracaso lo conseguido en las urnas y situar a Podemos, IU y unos cuantos más en el marco de la dinámica de las clases subalternas españolas. Las derrotas son a veces la precondición de futuras victorias y, sobre todo, es muy frecuente que los vencedores mueran de, o por, su éxito. En el próximo post analizaré como queda la construcción del demos hispánico tras el 26J y, dentro de ese horizonte teórico, que ha pasado con los 1.200.000 votos perdidos y no hallados en templo alguno.

Tercero y, espero que no último, intento. ¿No quería que pasaran años? Toma: cinco.