sábado, 10 de junio de 2017


Nuestra Señora de las Condecoraciones
Cómo el himen se hizo pueblo





Como es sabido el Ayuntamiento de Cadiz resolvió conceder la medalla de oro de la ciudad a la Virgen del Rosario con un consenso insólito en el que sólo fallaba, y tibiamente, Ganar Cadiz en Común, la candidatura organizada por IU, que tuvo el impío atrevimiento de abstenerse. PCSSP (Por Cadiz Si se Puede: Podemos), PP, PSOE y C’s abandonaron momentáneamente sus diferencias ante un caso de fuerza mayor: el siempre vivo Volkgeist andalusí. La medalla de oro es una distinción que se concede a personas o instituciones que han contribuido a la mejora de la ciudad. La Virgen del Rosario no es una persona; quizá lo fue, pero en cualquier caso la concesión no se ha hecho a título póstumo. Tampoco una institución, por mucho que se retuerza el término. Entonces, ¿what the fuck?


 La extrañeza ante una actuación tal por parte del ayuntamiento de capital de provincia que se supone más rojo de España – el alcalde, a los dos cuernos que conlleva el ser de Podemos, le añade el rabo de pertenecer a los Anticapitalistas – movió a la prensa local a interrogar al respecto a PCSSP, quien adujo: “Se trata de una propuesta que se ha entregado en el Ayuntamiento y viene avalada por más de 6.000 firmas. Proviene de particulares, asociaciones de vecinos, entidades ciudadanas y colegios profesionales. Es, por lo tanto, por el componente popular y el apoyo ciudadano que tiene esta propuesta. Por ello se apoya, nada que ver con el supuesto componente religioso, sino por el componente popular”. Ya en esta mera respuesta hay una cierta manipulación que revela una mala conciencia. Las firmas son siempre individuales, los firmantes podrían ser miembros de un sin fin de instituciones muy arraigadas y aun santificadas, pero el número es de personas, seis mil en una población de más de cien mil habitantes. No es muy impresionante. Si se juega a mezclar churras con merinas y pensamos en seis mil asociaciones con una media de cien afiliados, son seiscientas mil firmas. Eso ya acojona más; un quinientos por ciento de los gaditanos quieren homenajear a su supermadre protectora y munífica.

Dejemos de lado esas argucias comunicativas fulleras y ratoniles, a las que ya estamos más que acostumbrados pero que, se supone, habría de desterrar la ‘nueva política’. En realidad, nos vienen a decir a continuación, las cifras no importan, lo que importa no es que sean seis mil personas, lo relevante es que se trata de una reivindicación ‘popular’, esto es, representan al pueblo. Y el pueblo es el que más manda, se cantaba en Grándola, Vila Morena.

La reacción general, una vez aireado el hecho por los media, como era de esperar, fue de estupor y, por parte de la izquierda, de consternación. Empezaban a proliferar artículos críticos y en la red florecían mil tweets cachondeándose del asunto. La dirección de Podemos, o sea, el Director de Podemos, comprendió que no era posible mirar para otro lado. Y entonces, comenzó lo realmente grave. La situación no era nada sencilla, quizá la salida menos mala habría sido confesar en un tono suave el desacuerdo con la medida adoptada por Kichi y recurrir a la pluralidad de Podemos, insinuando, además, las dificultades de gobernar en minoría con el PSOE susanista en la chepa. Pero esta explicación encerraba un problema: por diplomático en las formas que quisiera mostrarse PIT, la desautorización política sería patente. Ciertamente, si el alcalde de Cádiz hubiese sido errejonista, Iglesias no habría tenido muchos escrúpulos en decir algo de ese jaez, intentando, eso sí, hacer la menor sangre posible (que ya se ha ganado Vistalegre II). Incluso si el citado regidor perteneciera a la corriente pablista, es probable que se habría decantado por esta misma opción. Pero en Andalucía, las relaciones de fuerza internas de Podemos son bastante tortuosas, la corriente errejonista tiene más peso que la pablista, muy débil allí, pero menos que los anticapis, de modo que se ha constituido una alianza sui generis entre estos dos últimos que mantiene el status de predominio pablista a nivel estatal. Y PIT no puede poner en peligro ese equilibrio criticando abiertamente a Kichi. Todo esto que, claro, no se va a exponer en público, condiciona el mensaje de Podemos.

En tales circunstancias, el Director se pone el mundo por montera y decide que lo mejor es sostenella y no enmendalla. Los voceros habituales de Podemos se aprestan entonces a lanzar un discurso en el que lo más grave no son las contradicciones internas sino, al revés, la coherencia con un proyecto político. Asistimos a una exhibición de como un elemento táctico se superpone a cualquier consideración estratégica, programática e ideológica, hasta el punto de desvelar que no hay en Podemos estrategia, programa o ideología que no sean de ocasión. 

Veamos lo que nos cuentan, los tres argumentarios que he leído, expuestos por el Director, el Listillo y Teresa Rodríguez, alguien, Teresa, por quien no oculto mi afecto político ni mi opinión de que no está donde debería estar.


Iglesias

Admito que cuando me enteré no entendía nada y tuve que llamar a Kichi para que me lo explicara. Para alguien de Madrid suena raro y no encajaría en otros ayuntamientos que gobernamos. Pero él me convenció. Me habló del carácter de dignidad popular que significaba esa Virgen y que en una ciudad como Cádiz, con esa tradición anarquista y liberal, esa Virgen, tan vinculada a las cofradías de pescadores, no va unida al conservadurismo que nos podría parecer desde fuera. Yo creo que Kichi lo ha manejado de una manera muy laica en el sentido de que se trata una muestra de respeto a los sentimientos populares demostrando que hay que convivir con distintos pareceres y tradiciones. Los urbanitas de izquierda tenemos que aprender a respetar esas tradiciones tan arraigadas en el pueblo.


Monedero 


No es lo mismo que los humildes celebren a la Virgen, en su mundo sin grandes esperanzas, a que la celebren los que cierran a los humildes sus esperanzas … Porque la Virgen de los humildes, aun siendo cierto que trabaja más tiempo para los poderosos que para los pobres, ayuda a que los golpeados imaginen la vida un poco menos miserable. Y eso, nos guste más o menos, hay que respetarlo … Hoy, Kichi, es Alcalde de Cádiz y de todos los gaditanos. Y de la misma manera que está bien que no impulse nada que nos quite la responsabilidad de nuestros actos, hace bien en escuchar al pueblo en el momento concreto en el que vive el pueblo, que es el ahora. Porque en un mundo emancipado es verdad que o no habrá ni dioses ni vírgenes o habrá miles. Pero mientras tanto, gobernamos para el pueblo que está ahí. Y gobernamos sabiendo que no es lo mismo el poderoso que el humilde, aunque coincidan en algunos sitios. Kichi no es el alcalde de mañana. Es el alcalde de hoy. Y qué bueno que lo tiene claro

Teresa Rodriguez

No somos diferentes al pueblo al que pretendemos representar. No somos sectarios ... la Patrona es un símbolo de la ciudad que por cierto trasciende lo religioso y que tiene que ver con nuestra propia identidad … [ celebraciones religiosas como la Semana Santa o la Patrona de una ciudad] no son hechos puramente religiosos, no es la jerarquía de la Iglesia, es una tradición que trasciende lo religioso. Tiene que ver con cómo el pueblo siente y respira. Y nosotros no somos diferentes del pueblo al que queremos representar … El laicismo que predica Podemos no es colonial, no nos dicen desde Madrid cómo tenemos que sentir nuestros afectos y nuestras identidades en el sur de España.


Una vez repuesto del pasmo, creo que son éstas unas lecturas muy instructivas. Analizarlas proporciona una información bastante clarificadora acerca de Podemos. Para ser preciso, dos tipos de información. Una de ellas acerca del discurso político general de podemos. La otra ilumina las diferencias entre las distintas visiones de sus líderes – es una pena que Errejón no se haya manifestado, que yo sepa, al respecto; me lo imagino partiéndose la caja con esta historia y los pronunciamientos de sus camaradas  y sin embargo enemigos –. Aun cabría un tercer enfoque, una especie de metaanálisis que se fijaría en como y para que analiza la gente de Podemos. Por partes, como the Ripper.


El argumento más fuerte para justificar el despropósito de Kichi – ni me molesto por justificar, a mi vez, esa calificación de despropósito, si alguien no lo ve con claridad cartesiana, no tengo nada que contarle – se encuentra ya en la nota de prensa del ayuntamiento gaditano y es desarrollado por los líderes podemitas Se trata del carácter popular de la devoción, en este caso, de la virgen del Rosario, como podría ser la del Rocío, el Jesús del Gran Poder o cualquier otro fetiche católico, de modo que un homenaje tal que condecorarla se convierte en una petición popular asumida por unas autoridades que ‘escuchan al pueblo y gobiernan para él’ (Monedero). Se trata de una ‘tradición arraigada en el pueblo’ que ‘no va unida al conservadurismo’ porque es una virgen ‘que significa (?) un carácter de dignidad popular’ (PIT). Es ‘un símbolo de la ciudad’ que ‘tiene qué ver con nuestra identidad’ y ‘trasciende lo religioso’ (Tere).

Con absoluta carencia de originalidad – todo esto ya se les podía escuchar a los cristianos progres de los años setenta – exponen los líderes morados unas formulaciones propias del Romanticismo reaccionario (entiéndase que reaccionario es aquí un especificativo, no un calificativo, hay otras formas de Romanticismo que no son nada reaccionarias). Y es que que estamos hablando de progres del siglo XXI – ¡Ay, Teresa!, ¡Ay, postroskosos! –, postulantes del mito de una sabiduría popular prístina que incluiría componentes liberadores de las cadenas de los poderosos. Frente al cinismo de la construcción de un pueblo mediante la manipulación del lenguaje y las emociones a él asociadas de los Laclau, Mouffe y Errejón, aquí campa el esencialismo populista. El instinto del pueblo del que los urbanitas de izquierda debemos aprender. Por cierto que en este punto las asociaciones inconscientes le juegan una mala pasada al Director; no es lo mismo pertenecer al pueblo que ‘ser de pueblo’; los ‘urbanitas’ también somos pueblo, aunque no vayamos por la calle con boina y un cesto de mimbre con dos gallinas. Todo esto me recuerda a la a los narodniki y a su versión apostólica-cañí, la ORT: ¡Servir al pueblo!

Seamos un poco serios con las clases populares y sus tradiciones. La mayor parte de las tradiciones contienen elementos de sujeción a los poderes en vigor. Y, aunque esos poderes hayan desaparecido hace muchos años, la lógica de dominación persiste así como, aunque sea de manera sesgada, su función subyugadora. Sin duda, hay también tradiciones populares opuestas, que representan formas metaforizadas de resistencia a la dominación. Tarea de la elaboración de una cultura política de izquierda es distinguir unas de otras, desenmascarar las primeras y apoyarse en las segundas; y siempre en el sentido de hacer visible lo invisible, de ninguna manera para manejar unos sentimientos o unos contenidos cognitivos míticos y  metafóricos que permitan  conducir a las masas populares ‘por el buen camino’. Agasajar a, como diría Garzón, ‘seres inanimados’ es siempre reaccionario, por muy arraigado que esté y por mucho que lo practiquen aquellos que (supuestamente) están llamados por la historia para superar el capitalismo y traer la felicidad universal y los ríos de leche y miel a este mundo cruel. Y la cosa se torna grotesca si resulta que esos ‘seres inanimados’ forman parte de la cosmovisión católica del mundo, que no es una ideología propiamente dicha, o no principalmente, sino un dispositivo histórico de poder siempre al servicio de los explotadores y de los opresores, el gran aparato hegemonizante de todas las clases dirigentes europeas y asimiladas desde el año 380. Vergüenza da tener que recordar esto a los que vivimos en la católica España.

Veamos qué nos dice lo que cada uno aporta de su propia cosecha. Aquello de Iglesias acerca de que Kichi ha manejado este asunto de una manera muy laica es quizá la ocurrencia más difundida de las diversas declaraciones al respecto; normal: haría un excelente papel en el campeonato mundial de chorradas. Con las aportaciones de Rajoy, nos llevábamos el oro. Pero Pablo no es un indigente mental ni un amasijo de síntomas como Mariano. Sabe lo que es un Estado laico – a grandes rasgos y sin entrar en sutilezas; tampoco es tan complicado – y sabe que lo que ha hecho Kichi es justamente lo contrario de lo que se supone en un funcionario de un Estado laico. El resto de lo que plantea es más de lo mismo y ya lo he examinado arriba. Mi impresión es que Iglesias es cada vez más consciente de que Podemos es un proyecto fallido, al menos que no es el proyecto contrahegemónico y rupturista del statu quo que él pretendía construir antes de hacerse famoso. A Podemos ya sólo le queda el consolidarse como un partido del sistema, un poco más reformista que el PSOE – y posiblemente, supeditado a él por tiempo indefinido –, y eso queda muy lejos de las fantasías de PIT de ser el Lenin español (el Lenin, no el Gramsci). Intuyo que aceptar que lo que Pablo soñaba como un partido histórico se haya quedado en una organización que baila al son que le marca la pequeña política intrasistémica, en una perspectiva que no tiene más alcance que la táctica electoralista del momento, le ha llevado a una cierta melancolía desde la que ya no le importa mucho lo que dice. Pasar de Bordiga a Togliatti y de Togliatti a Andreotti no debe ser muy estimulante para una temperamento épico como el de Iglesias Turrión.

Con Monedero dejamos la tragedia de PIT y entramos en la farsa, esa repetición de personajes que decía Marx (que decía Hegel). Monedero es un tipo tan pagado de sí mismo que no se toma la molestia de pensar, aplica para todo unos clichés, unos recursos retóricos, que él considera tan  brillantes e ingeniosos como brillante e ingenioso puede llegar a ser algo; y arreglado. Si releyera lo que escribe y tuviera un poco de vergüenza torera (me refiero a la del toro, a la vergüenza ajena que deben darle los taurinos entre medio de su dolor y su agonía, entre puyazo y banderillazo), no afirmaría, a modo de argumento, una memez del calibre de “No es lo mismo que los humildes celebren a la Virgen, en su mundo sin grandes esperanzas, a que la celebren los que cierran a los humildes sus esperanza”. No, Monedero, no es lo mismo, lo primero es mucho peor, y la labor de toda persona de izquierdas debería ser combatirlo y no fomentarlo con medallitas. Luego se pone profético-estupendo:” …en un mundo emancipado es verdad que o no habrá ni dioses ni vírgenes o habrá miles”. O doscientos  treinta y siete, como tendría que saber todo un politólogo.  Para concluir, el argumento definitivo, incontrovertible: “ … gobernamos para el pueblo que está ahí. Y gobernamos sabiendo que no es lo mismo el poderoso que el humilde, aunque coincidan en algunos sitios.”  Todo es falso, menos algunas cosas. Venga, que estoy crecido, soy Monedero, ¿qué más queréis que os enseñe?


 Por fin, Teresa Rodriguez. Ella nos devuelve a la tragedia, pero no a la padecida por el personaje trágico, sino a la tragedia de un mundo definitivamente naufragado, el mundo de la posibilidad de una regeneración de la izquierda, básicamente el mundo del  trotskismo, pero también el del luxemburguismo, el consejismo y otros muchos. La socialdemocracia de Bebel y Kautsky, incluso de Bernstein, no era tan mala idea como denunciaban Lenin y Rosa, simplemente el propio desarrollo del capitalismo y sus contradicciones internas lo desintegró tras los ‘Twenty Fabs’ posteriores a la II GM. Por su parte, el comunismo, surgido anómalamente en Rusia de una revolución que era socialista sin ser apenas anticapitalista, encumbró a un Stalin que puso en marcha uno de los experimentos más siniestros de la historia. Las muy justas críticas que desde esa izquierda radical y no (totalmente) burocrática se dirigieron a ambas posiciones no cuajaron más que en exiguas minorías incapacitadas para cambiar la marcha de las historia. Eso era inevitable, su misión no era, como con frecuencia intentaron ellos, erigirse en una alternativa real a los dos gigantes de la izquierda con sus primos de zumosol incorporados, el establishment capitalista unos y la URSS los otros. Misión imposible. De lo que se trataba era de profundizar en la crítica de la socialdemocracia y el 'socialismo real' desde sus fundamentos políticos, ideológicos y hasta históricos; mucho más allá de traiciones y venalidades, se trataba de indagar qué mecanismos llevaron a esas corrientes que surgieron como emancipadoras a subordinarse a los poderes establecidos cuando no a construir unos sistemas de dominación aún más feroces. Parafraseando a Varguitas, saber en qué momento (y por qué motivos) se jodió el movimiento socialista. Y, al tiempo que esa reflexión colectiva, desarrollar un praxis orientada a ir creando un tejido social que se fuese progresivamente liberándose de las ataduras de las ‘direcciones’ tradicionales de la izquierda, promover, participar y aprender de las luchas de clase en sus variadísimas formas, ayudar a las clases subalternos a autoorganizarse, etc., etc. El objetivo posible, y necesario, era ir preparando una alternativa, no a la socialdemocracia y al estalinismo, sino al derrumbe de ambos, que, además, era previsible que se produjera simultáneamente (como así ha sido)Nada, o casi nada, de eso se hizo – quizá era también una misión imposible – y los críticos fueron barridos por la misma escoba que los criticados. 

Ante una resolución digna del franquismo más granado tomada por su camarada alcalde, Anticapitalistas sí estaba en condiciones de hacer lo que Podemos no podía – al fin y al cabo, ¿a quién le importa Anticapitalistas? –, así que se han trasvestido de avestruz. He mirado en su web y ni la menor mención. En Viento Sur, tampoco, aunque, acaso en un alarde de sutileza (jesuítica, of course), publicó el día 8, en plena polémica, un artículo de esos moñas sobre el cristianismo revolucionario, la religión de los pobres y todas esas matracas. Como dicen los magufos: ¿Casualidad? No lo creo.


[[[Nota bene. Alguna vez escribiré algo más matizado sobre esa Iglesia 'que está al lado de los parias de la tierra'; por el momento, lo resumo en plan lapidario: la lucha contra la dominación no puede enarbolar la bandera de la Teología de la Liberación, sino la de la Liberación de la Teología.]]]


Parece evidente que los chicos – como ahora nos llaman en los bares a los sexagenarios – de la LCR aceptaron, con un encomiable altruismo, vender su alma  cuando pasaron bajo las hordas caudinas que cruelmente les impuso el núcleo radiante de Podemos y dejaron de ser el partido 'Izquierda Anticapitalista' para transformarse en la cosa 'Anticapitalistas'. Había que dar chance a los chavales jóvenes, permitirles salir de las catacumbas de la marginalidad. Un alcalde de capital de provincia es bastante más de los que nuestros troskos-pero-modernos podrían haber entrevisto en sus más húmedos sueños de los 80, 90 y 00; hay que preservarlo como oro en paño. Si ya se hicieron los longuis con un asunto de fondo, cuando Kichi apoyó la venta de buques de guerra a Arabia Saudí porque creaban puestos de trabajo, ¿cómo se iban a poner principistas con la zarandaja de la medallita?


Ignoro en qué medida ha podido influir en Teresa Rodríguez el que Kichi sea su compañero, espero que en ninguna. La considero una mujer valiente, honrada y luchadora. Está perdida porque todos los estamos. Sobre su justificación de la medalla tan sólo comentaré alguna aportación particular que por ser un extravío, digamos, doctrinal es interesante. Dos, en concreto. La primera se compendia en: “… nosotros no somos diferentes del pueblo al que queremos representar”. Aislada de un contexto, esta afirmación carece de sentido, no es verificable ni falsable, ya que dos entes, por el mero hecho de existir y de ser dos, son iguales (respecto a algo) y diferentes (respecto a otro algo). Pero, insertando la frase en su contexto, en el que se enunció, tiene una significación muy clara: nosotros no somos diferentes del pueblo que quiere condecorar a una virgen. Nosotros compartimos la superstición del pueblo, nosotros aceptamos la intromisión de poder clerical en las instituciones públicas, nosotros abominamos de la sexualidad y juzgamos a las vírgenes mujeres moralmente superiores al resto. No caben aquí medias tintas. La decisión no admitía matices, reservas o considerandos, la decisión era binaria: o se rechazaba la propuesta de los seis mil y se explicaba públicamente que se está en contra del oscurantismo de las iglesias y de los teísmos, o se apoyaba y ya no hace falta decir nada, o todo lo que se dijera no serían sino excusas, tácitamente autoinculpadoras; los hechos hablan por sí solos, que díría Sancho. 

Frente al nosotros de Teresa opongo un nosotros, la izquierda que se organiza como partido o similar, que no somos iguales ni somos ‘diferentes del pueblo al que queremos representar’ (por cierto que mal queda eso de ‘queremos representar’). Nosotros somos parte de un pueblo que no es en absoluto homogéneo, un pueblo en cuyo interior hay otras particiones, y muy numerosas, en las que las ideologías más reaccionarias conforman su sentido común; y combatir esas ideologías es una de las tareas que nosotros tenemos que llevar a cabo. Kichi ha sido leal a una cosa y traidor a dos. Ha sido leal al pueblo meapilas; ha traicionado al pueblo laico y traicionado a la causa de la racionalidad y la autonomía moral de las personas.

La otra idea original de Teresa es que la virgen de la medalla ‘trasciende’ lo religioso y ‘tiene que ver’ con la identidad. Por definición, es complicado trascender lo religioso cuando lo religioso es la pura trascendencia. Justamente, lo que ha hecho Kichi es lo contrario, ciscender la religión y fortalecer una identidad popular configurada en torno a ella. Lo que ya no sé por donde agarrar es la supuesta existencia de un laicismo colonial, asociada con el rechazo a que ‘desde Madrid se le imponga al ‘sur de España’ su identidad. La verdad es que no tengo claro adonde quiere ir Teresa – me malicio que ella tampoco – y no quiero divagar sobre ello, que bastante ladrillo es ya el post. Únicamente señalaré que la musiquilla me suena a misticismo andaluz a lo Susana Díaz, a proclamar que hay un esencia eterna de Andalucía constituida por crucificados bamboleantes, romerías ecocidas a mayor gloria de la virgen local, cofradías y procesiones. Teresa, mujer, defiende la autonomía de Podemos frente a la dirección estatal, pero no juegues con lo único que para nosotros debe ser sagrado, saber y hacer saber que la religión es uno de los opiáceos del pueblo.

Finalmente, mencioné un metaanálisis de los análisis de los defensores de Kichi. Siendo sumario, en todos ellos hay una renuncia a ir un poco más abajo de la superficie y del argumentario (la antítesis de la argumentación) que delata la deriva de Podemos hacia el puro tacticismo  otros, más valoradores, lo llamarían oportunismo  , el dar prioridad absoluta a los objetivos inmediatos, aunque sean muy negativos a largo plazo, en una perspectiva estratégica. Perspectiva, que se va perdiendo, si alguna vez se tuvo. Como decía Lord Keynes, 'en el largo plazo todos estaremos muertos'. Alguna mente malvada sospecharía que dejaron de hablar de casta cuando se hicieron casta y que ahora hablan de trama porque aun están fuera del entramado.