lunes, 20 de octubre de 2025

 

Según las FDI, aunque es todo bastante confuso, Hamás ha asesinado a dos miembros de las mismas y ellas ha respondido matando a 44 palestinos (terroristas, claro).  Después ’ha reestablecido el alto el fuego’. Un alto el fuego bastante flexible, por lo que se ve, Netanyahu lo suprime, de facto, Trump renueva su vigencia, y así. lo. En todo caso, las cosas vuelven a la situación previa al 7O, un judío israelí por cada 22 palestinos. Una proporción aceptable.

Pedro Sánchez, participante en el besamanos a Trump en Egipto, y el PSOE, en general, vuelven al papel de el que, en calidad, nunca se salieron, el de cómplices del genocidio del pueblo palestino. Sumar traga y Podemos eleva la voz, ahora que ya no están en el gobierno.


sábado, 18 de octubre de 2025

 

Siguen las informaciones relacionadas con ese hoax llamado plan de paz de Trump, cuyo objetivo, además de atenuar a corto plazo la indignación de la opinión pública (no la ‘publicada’), es acabar con Hamás. Ahora, nos ‘informan’ del supuesto asesinato de bandas armadas palestinas proisraelitas a manos de Hamás, lo que indigna a Trump, apoyado, además de por Netanyahu, por Abbas, que no puede caer más bajo. Dice el potus que eso no estaba en el plan de paz, y que quizá “no tendremos más remedio que entrar y matarlos" (no sé si con ese plural se refiere a las FDI o a él con la ayuda de Pete Hegseth y Kristi Noem). 

Con esto no quiero ni defender ni criticar a Hamás que, a buen seguro, ha estado matando, y militantes suyos han sido matados, a y por facciones armadas palestinas pagadas por Israel o dependientes de algún modo de la ANP. Tan sólo aludo a la instrumentalización de un hecho para conseguir un fin predeterminado y no exigido por él.  De la entrega de los 28 cuerpos de rehenes israelíes muertos, un as en la manga del consumado tahúr Netanyahu, ni hablo.

Todo apunta a ir preparando el desarme de Hamás, es decir, a implementar lo antes posible una supuesta segunda fase del plan sin las formalidades de la primera, sin negociación ni firmantes. Trump, esgrimiendo la inexistente aceptación del plan por Hamás, exigirá el cumplimiento del punto 6: .- Una vez que todos los rehenes hayan sido devueltos, se concederá la amnistía a los miembros de Hamás que se comprometan a la coexistencia pacífica y al desmantelamiento de sus armas. A los miembros de Hamás que deseen abandonar Gaza se les proporcionará un paso seguro a los países de acogida." y el punto 9:"Gaza se regirá por el gobierno transitorio temporal de un comité palestino tecnocrático y apolítico, responsable de la gestión diaria de los servicios públicos y los municipios para la población de Gaza", gobierno supervisado por Trump y Blair. Hamás, obviamente, se negará, y Netanyahu tendrá carta blanca para continuar la limpezaz étnica. 

Por cierto, creo que ya van unos veinte palestinos asesinados desde el inicio del alto el fuego por soldados o colonos de Israel. Lo normal, antes del 7O. 


miércoles, 15 de octubre de 2025

 

Cuando escribo esto, a media mañana, parece que la huelga general en el Estado español no esta siendo, y eso es mucho, un fracaso, teniendo en cuenta las circunstancias del mundo laboral español, en el que ahora no puedo detenerme. Por supuesto esta noche y mañana los media del sistema, si es que la citan, tildarán la huelga de fracaso. Una fake más al servicio de quien les paga.


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A propósito de las movilizaciones. Leí hace unos días en El País del 9 de octubre un artículo de un tal Santiago Gerchunoff con motivo del alto el fuego acordado por Israél y Hamás. Es bastante corto pero suficiente para reflexionar sobre un asunto que la izquierda pensante tendría que haber acometido hace tiempo y que ahora se ha puesto de manifiesto con las muy numerosas, en cantidad y en número de participantes, movilizaciones propalestinas de estas semanas.

El artículo de El Pais expresa una opinión tópica y típica de la socialdemocracia, muy extendida también en ámbitos derechistas, acerca de estos ciudadanos movilizados. Cito el texto:

“…  En Israel hay alivio y en Gaza se ven niños que ríen, adultos que lloran de emoción, multitudes que celebran el fin —aunque sea momentáneo— del horror. Y, sin embargo, algo resulta desconcertante: en muchas cuentas de redes sociales occidentales, en artículos y declaraciones de activistas que durante meses clamaron por el fin del genocidio, no se percibe alegría. No celebran. Les cuesta alegrarse.”

El autor, después, acepta de muy mala gana la racionalidad de quien considera una trampa el alto el fuego, sin embargo, señala que “los propios palestinos pueden sentir alivio y felicidad, mientras quienes decían representarlos desde lejos solo sienten desconfianza o tristeza”. Pocas palabras, pero suficientes para comprobar que no se entera de nada, o, mejor, que no quiere enterarse. Veamos. En primer lugar, los palestinos, supongo que se refiere a los gazatíes, están muy contentos, y con toda razón, no porque se hayan superados sus problemas materiales e históricos, sino porque saben que, al menos, las siguientes noches podrán acostarse sin saber que es probable que no despierten. Cada día, de momento, con un poco de comida y agua. Una bendición.

Vamos ahora a los aludidos, y criticados, que son esos ‘activistas  (aunque no sé a quién denomina el autor ‘activistas’, me incluyo) que durante meses clamaron por el fin del genocidio” y ahora no se alegran.’.  Coincido parcialmente con el autor en que algunos de los movilizados se mueven por las pavorosas imágenes de personas fulminadas por las bombas de las FDI, especialmente cuando son niños. Sin embargo, no creo que ni un solo manifestante se quede ahí. Todos sabemos que hay un problema de fondo, la inmensa mayoría sabemos que los palestinos tienen la razón histórica y hay algunos que, aunque sean más tibios o equidistantes, piensan que lo que está haciendo el gobierno israelí, la matanza indiscriminada, no es el procedimiento adecuado para solucionar el conflicto. Por la tregua nos alegramos todos los que salimos a la calle por una Palestina libre. Sigamos.

 El occidental que no sufre en su cuerpo el conflicto, que no pierde a un hijo ni vive bajo las bombas, sufre de otra cosa: de una pérdida de sentido. Lo que podría extinguirse con el alto el fuego es la urgencia de su causa. Esa causa que le permitía salir a la calle, gritar, sentirse parte de algo, compartir una emoción política. Como toda movilización, tenía también algo de fiesta: una comunidad, un calor. Al llegar la tregua, esa energía se apaga. Y con ella aparece un vacío

En este párrafo se observa un amago de emplear el falaz truquito de las butacas, ellos están sentados en sus butacas mientras juzgan a aquellos que se matan o que sufren las calamidades de la guerra, el hambre, etc. Ocurre que aquí no permanecemos desparramados en nuestras butacas, nos movilizamos porque no podemos hacer más. Eso se llama solidaridad, empatía, con las víctimas de una opresión violente -aniquilación, en este caso- y, por supuesto,  con un componente de ‘egoísmo’, porque la lucha, sea cual sea, apunta a un mundo en que no únicamente los palestinos, la gran mayoría social nos encontremos mejor. Es probable que, si consiguiéramos nuestro objetivo final, sentiríamos un vacío, pero estamos muy lejos de ello; quizá el autor tiene suficiente con que por ahora no se asesinen palestinos, aunque el genocidio vuelva dentro de un mes y, mientras tanto la crueldad, la opresión, la discriminación, persistan.

Lo que sigue es de traca:

… cuando la violencia amaina, también decae el fervor. Lo paradójico —y melancólico— es que quienes pedían el fin del baño de sangre parecen entristecerse justo cuando su deseo empieza a cumplirse. Lo que pierden no es solo una lucha: es una identidad.”

Tan sencillo como negar la mayor, nuestro deseo no ‘empieza a cumplirse’. Eso es lo que dice Trump y lo que quieren vendernos de tapadillo estos mercachifles de El País y similares, que el alto el fuego forma parte de un plan, el de los 20 puntos, que ese plan se ha asumido por unos y otros y que nos llevará al fin de la disputa histórica en Palestina donde la Justicia reinará. Tras más líneas remachando este clavo de la tristeza y la desmovilización, una auténtica falacia del espantapájaros: nosotros no somos eso que él inventa para fundamentar sus tesis.

Pero hay algo más profundo detrás de esa paradoja: el viejo problema del humanismo y sus trampas […] El activista occidental que milita a miles de kilómetros no lo hace desde su experiencia, sino desde una abstracción moral. Su compromiso se justifica en nombre de la humanidad: la solidaridad entre seres racionales, la empatía universal. Siguiendo el eco kantiano, se siente llamado a oponerse a la injusticia dondequiera que esté […] El humanismo moderno heredó, sin reconocerlo del todo, algo del platonismo más extremo: la ilusión de que el bien y la justicia existen como ideas puras, accesibles y apropiables a través de la razón

No hay ningún viejo problema del humanismo. El humanismo tiene muchos, y algunos muy remotos, antecedentes, pero cuando se habla del humanismo la referencia es el humanismo político, al de la Ilustración, el que se basa en la moral y en la razón, evocamos desde  Kant y Rousseau a Rawls y Habermas. En esta acepción, lo que dice al autor en el párrafo de arriba es cierto. Sin embargo, derrapa cuando afirma la deuda del ‘humanismo moderno’ (supongo que se refiere al ilustrado) con platón. Es exactamente lo contrario. Platón a firma que la verdad, la justicia, la belleza, etc., habitan un mundo inteligible -un mundo ajeno al humano, aunque accesible a él en determinadas circunstancias- y lo habitan en sus contenidos, esto es, en lo verdadero, lo justo, lo bello, mientras que para el humanismo la verdad, la belleza y el bien son formas que están, necesaria y universalmente, en el humano, pero que los contenidos de esas formas los crean los humanos y son contingentes en la medida en que esos humanos son históricos. Por supuesto, luego puede darse mayor o menor peso a la historia o a la naturaleza; otra temática harto importante que soslayo aquí. Cuando el autor escribe que “Toda ética verdadera parte de nuestra condición corporal, particular, histórica y mortal” está en lo cierto, pero eso no desmiente el ‘humanismo moderno’.  El autor, que creo que es filósofo, confunde la Verdad con lo verdadero, y así sucesivamente. En fin.

Por mi parte, sí creo que hay una crisis del humanismo, en concreto del humanismo, no ‘moderno’, que es como no decir nada- sino ‘liberal’, pero esa crisis no tiene nada que ver con las consideraciones del autor.  Así:

No existe el lado correcto de la historia. Hay que asumirlo de una vez. Solo hay seres humanos situados, que actúan desde su cuerpo, su historia y sus límites. Tal vez lo verdaderamente humanista —y lo verdaderamente difícil— sería alegrarse hoy, con la gente que festeja en Gaza, por el simple hecho de que, al menos por un instante, las bombas han dejado de caer.”

No existe un ‘lado correcto de la historia’, universal y atemporal, precisamente porque el lado corriente de la historia es socio-histórico, en cada momento hay uno o más ‘lados correctos’ y son los humanos en su relación social, es decir, colectivos de humanos, quienes deciden cual es el lado bueno y cómo deben actuar, un lado bueno que será el lado malo para otros colectivos contemporáneos. Se llama ideología y todos la tenemos. Todos. Si creemos que el sionismo es un proyecto colonialista de asentamiento y que el llevarlo a la práctica conllevó limpieza étnica y genocidio -como el resto de colonialismo a lo largo del devenir histórico - estamos en un lado de la historia que nosotros llamamos ‘bueno’ y otros, como Trump y Netanyahu, llaman malo. Y viceversa. En definitiva, nos alegramos que “las bombas han dejado de caer” y nos entristecemos sabiendo que es sólo “por un instante”.

En todo caso lo anterior es una buena base para pensar en torno a las movilizaciones populares, su relación con la política institucional, las condiciones de  su aparición y de su eventual agotamiento. Lo intentaré en el próximo post.


martes, 14 de octubre de 2025

 

Ridícula (otra más) entronización de Trump en Egipto, rodeado de mandatarios de países lacayos -un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo-, en la que faltaban Netanyahu y Hamas, aunque sí estaba, como no, ese cipayo Palestino, Abbas, presidente de una ANP y Fatah zombis. Lo curioso del acto, reitero , es que celebra algo irrelevante la práctica: el plan de paz de los 20 puntos. Es todo bastante extraño, los hechos son claros -un alto el fuego[1], firmado y, ya veremos, implementado, por los contendientes de una guerra que no es una guerra, o que sólo lo es cuando interesa para elaborar el relato occidental, y que no va ni un milímetro más allá.

Ciertamente, el alto el fuego comienza: “1. El presidente Trump anuncia el fin de la guerra en la Franja de Gaza y que las partes han acordado implementar las medidas necesarias para ese fin.” Trump anuncia el fin de la guerra en Gaza y el comité de majaras que mañana habrá lluvias y buen tiempo. Vale, que anuncie. En el resto de los puntos, los que valen, sólo se establece el intercambio de presos/rehenes, la retirada de las FDI a la parte de Gaza no costera por detrás de una línea amarilla (más o menos la mitad de la Franja) y formar “…un grupo de trabajo compuesto por representantes de Estados Unidos, Qatar, Egipto, Turquía y otros países acordados por las partes, para dar seguimiento a la implementación con ambas partes y coordinarse con ellas.” Es decir, un acuerdo muy concreto, excepto en el punto final, que establece un grupo de trabajo de seguimiento del alto el fuego y que constituirá, supongo, el marco para negociaciones posteriores, si las hay, sobre el conflicto en general.

Ni más ni menos. Y ya, de momento, hay tensiones porque Israel no ha liberado a algunos militantes que exigía Hamás y, por lo que parece, ya tiene el objetivo inmediato de destruir los túneles de Gaza, lo que no se incluye en el texto y que, además, implicaría vulnerarlo porque gran parte de esos túneles se hallan por encima de la línea amarilla, donde no pueden entrar las FDI. Además, vamos sabiendo que de los 200 o 250 presos con condena anterior al 7º, más de 100 han sido deportados fuera de Palestina; y que, por el momento, Israel ha asesinado a cinco palestinos desde el inicio del cese del fuego.

No quiero ser conspiranoico, pero no descarto un rumor que corre por ahí y que parte de un dato cierto: Trump es un matón perdonavidas con todos los países del mundo excepto con dos, uno es Rusia, que tiene tanto o más armamento nuclear que USA y para el que no valen las bravatas, dada la guerra proxi de USA con ella (hic Rhodus, hic salta); además Trump considera a Putin un tipo más psicópata que él, le acojona. El otro es Israel. Ya es sabido el apoyo de USA al proyecto sionista desde la IIGM, pero la chulería fáctica de Netanyahu con Trump es más que sorprendente. Por ejemplo, Israel y Hamás habían aceptado, con la ratificación de Trump, un alto el fuego en enero de este año, alto el fuego que Israel violó repetidamente hasta que lo rompió de manera unilateral. Trump tragó, con apenas alguna suave crítica a su aliado.

Ahora Trump y Netanyahu elaboran conjuntamente un plan ‘de paz’ que supone el primer objetico táctico del gobierno israelí: acabar con Hamás e imponer, como mínimo, una autoridad en Gaza, palestina sí, pero dócil y entreguista. Ante la muy previsible negativa de la resistencia armada, y política, palestina, Netanyahu ya tendrá la justificación para continuar el genocidio; y ahora, sin rehenes, es decir, con la aprobación del 99% de la población judío-israelita.

Hay un rumor, probablemente, un bulo, que afirma que el problema consiste en la sujeción de Trump a Israel debido a que el Mossad tiene una copia de los numerosos papeles de Epstein y que, con ellos, estaría chantajeando a Trump, y, de paso, al partido Demócrata. Quizá sea un fake, pero bien urdido. Es obvio que Trump se resiste como gato panza a arriba a hacer públicos esos papeles que, con toda seguridad, le implican hasta las cachas como un pederasta cabal, y que el partido Demócrata, que pudo hacerlos públicos en el mandato de Biden, también los escondióo. Ay, Clinton, Clinton, entre otros ínclitos demócratas y republicanos. Para poner la guinda, el Mossad está considerado -otra conspiranoia, su (no) despiste durante los preparativos del 7ºO- el mejor servicio secreto de inteligencia del mundo. En todo caso, ante el previsible desprecio práctico de Israel del plan de los 20 puntos, una provocación para el inconmensurable ego de Trump, veremos que hace éste, desmintiendo o reforzando la narrativa conspiranoica.




 


domingo, 12 de octubre de 2025

 

Dos asuntos que mencioné anteyer. Las dificultades de la ‘primera fase’ del plan de paz de Trump, así como su carácter falaz y meramente propagandístico, y, en segundo lugar, la concesión del premio Nobel de la Paz.

El viernes se firmó el acuerdo entre Hamás e Israel y ya han surgido un problema serio, precisamente el que apunté en el anterior post. El intercambio de presos, incluía la entrega por Hamás a Israel de los cerca de cuarenta prisioneros militares y rehenes civiles en su poder, tanto si están vivos o como si murieron (en este caso, sus cadáveres). Asu vez, Israel liberaría a 1700 palestinos detenidos tras el 7 de octubre y a 250 presos condenados a cadena perpetua. Dado que estos últimos son bastante más de 250, el gobierno israelí ha elaborado una lista con la que, era previsible, Hamás está en desacuerdo: Entre los históricos militantes palestino con cadena perpetua no se encuentra, entre otros, Marwan Barghouti, del que ya he hablados, líder de las primeras intifadas y cuya liberación ha sido siempre un reclamo constante de la resistencia palestina. Mantener en prisión a  Barghouti puede suponer una frustración del pueblo palestino que obstaculice el desarrollo del alto el fuego, mientras que, si Netanyahu accediera a incluirlo a él, y a otros dirigentes de Hamás también excluidos, en la lista de los 250, es más que probable que la presión de la extrema derecha sionista, fuera y dentro del gobierno, pusiera en riesgo la misma continuidad de éste. La ‘primera fase’, aun reducida a su mínimo necesario, no va a ser un camino de rosas, precisamente.

El otro asunto. Dudo entre atribuirle a la decisión de otorgarle a Corina Machado el calificativo de jugada maestra o considerarla la mayor cagada de la historia del Nobel (Kissinger era un asesino, pero al menos, sí tenía en su bagaje el reconocimiento, por cuestionable que fuese, de colaborar en el fin de la guerra de Vietnam). Es probable que sea lo primero en el corto plazo y es seguro que sea lo segundo a medio/largo. Supongo que el Comité nobel de Noruega se ha visto sometido a tremendas presiones por parte  de Trump y de su entorno, llegando aquel a decir que no darle el premio era un insulto a USA. El ridículo, terrible pero ridículo, llegó a su apogeo cuando políticos noruegos instaron a su gobierno a prepararse para recibir posibles represalias de USA, subidas de aranceles o cosas peores. Por otro lado, el Comité es nombrado por el parlamento noruego, y no olvidemos que Noruega es miembro de OTAN y una firme aliada de Estados Unidos. 

Por el flanco opuesto, darle a Trump el Nobel habría sido una bomba, habría puesto contra el Comité no sólo a la izquierda, también al establishment liberal de Norte Global -la fracción liberal del establishment, si se prefiere- que sigue siendo, por ahora, globalmente mayoritaria en la UE y los países anglosajones - en su contra. Tenemos a un embustero compulsivo que se arroga falsamente haber mediado exitosamente en conflictos más o menos bélicos, un dictador innato que puede llevar a USA al autoritarismo, un tipo que aprueba deportaciones en masa y asesinatos extrajudiciales en aguas internacionales; la lista es inacabable. El margen de maniobra del Comité se halla, pues, muy limitado ante tal tipo. No se le podía entregar el galardón a Trump, pero tampoco se le podía denegar, sin más. De este dilema surge una inesperada solución salomónica, hábil e ingeniosa, aunque paticorta: Ni dar, ni no dar, dar un poquito, esto es, la solución Corina Machado. 

Corina es Trump en Venezuela. Una política que tomó parte en el golpe a Chavez del 2002 y que ha estado detrás, apoyandolas, de todo tipo de asonadas, guarimbas y golpes de Estado. Una persona de ultraderecha -participó en un reciente acto de Vox-, ultraneoliberal, que no admite resultados electorales contrarios y acusa de fraude, deslegitimando a todo el Estado (¿Te suena, Donald?). Una trumpista venezolana, un instrumento interno de USA en su intención de derrocar por la fuerza a Maduro (como dicen los media occidentales, ‘el régimen de Maduro’, nunca ‘el régimen de Trump’, qué raro). La farsa llega hasta el punto que Trump, al conocer la decisión del Cómite, y tras su pueril berrinche al uso, señaló el gran mérito de Machado, contra la que, por los obvios motivos mencionados, no puede arremeter, e hizo hincapié en que la galardonada no había perdido tiempo en llamarlo para dedicarle el honor. No fue exactamente así (si el orangeman no miente, estalla), pero es cierto que Corina escribió en su primer X: “I dedicate this prize to the suffering people of Venezuela and to President Trump for his decisive support of our cause!”. Corina sabía perfectamente lo que tenía qué hacer para aplacar la cólera de Trump y hacerle partícipe del premio. Conociendo a Trump como le conocemos todos, un estúpido inmaduro, lo conseguirá sólo en parte; él no quiere compartir los juguetes con nadie. Pero, reitero, tampoco arremeter contra el comité por darle el premio, asumiendo sus actividades, a Corinna

Producen estupor las palabras del portavoz del Comité Noruego al explicar por qué se le ha conferido el Nobel de la paz a Machado: solemnemente, eso sí, una sarta de disparates argumentales y de datos fakes que no se sostienen de ninguna manera; en cualquier caso, es indefendible la decisión del Comité en los términos que ellos quieren proyectar al mundo, reconocer y recompensar al autor de unos actos que favorecen la paz en cualquier territorio. Descartado esto, por obvia irrealidad, ¿cuál es el sentido, deliberado o no, de este Nobel? Únicamente, creo, contribuir a la legitimación de la agresión bélica que Trump está preparando contra Venezuela con el objetivo de acabar con Maduro (en la fantasía y a la vez coartada de Trump, el presidente de un Estado narcoterrorista). Una intervención armada del ejército norteamericano que Machado lleva pidiendo desde hace años, y ahora, que parece más cercana, con mayor denuedo. Es posible que los miembros del Comité Nobel de la paz se crean su propia palabrería, pero lo que han hecho este año es impulsar una guerra. No creo que el Nobel pueda recuperarse de esto, demasiado escandaloso, sobre todo si esa posible guerra entre Venezuela y USA llega a suceder. 

Todo esto configura una situación a la que es aplicable aquello de la trampa de Tucídides, el antiguo hegemón, superado económicamente por uno nuevo en vías de sustituirlo, o así lo cree, amenaza con hacerlo, emplea su fuerza militar para recuperar la hegemonía mundial, que, en su visión, nunca puede ser más que la de una sola potencia. Una nueva Guerra Fría a la que una de las partes, la superpotencia en auge, se niega a jugar. Aunque sabe que quizá sea inevitable y se prepara para el armagedón. Me refiero, claro, a USA, superpotencia declinante,  y a China, con Rusia como socio nuclear, superpotencia pujante. De hecho, en los ámbitos de la OTAN ya se habla de que se ha iniciado una ‘guerra híbrida’ -creo que la ínclita von der Leyen ya ha empleado el término- y se inventan provocaciones rusas, drones o aviones de cómbate que entran en terreno ‘enemigo’, así asumido por Polonia y los países bálticos, para ´provocar’, y fakes o semifakes de ese jaez. 



viernes, 10 de octubre de 2025

  

Provoca vómitos leer hoy, especialmente hoy, las portadas de los principales periódicos españoles, o sea, de Madrid. Supongo que, en general, todos los media mainstream occidentales de derecha o de centro (y unos cuantos que creen que ser social-liberal equivale a ser de izquierdas)  

Hay unanimidad en celebrar la tregua entre Israel y Gaza, entre el gobierno de Israel y Hamás (suscrita también por la Yihad Islámica y el FPLP, para qué ponerse precisos) ha suscitado la alegría, a la que me añado, y hasta el entusiasmo en un alarde de cinismo que presenta el alto el fuego como una ‘paz’. Sobre está plétora de euforia escribiré unas líneas. 

El Mundo: “La paz de Trump desata la euforia en Israel y Gaza”, ABC:”El todo o nada de Trump. El pacificador”, La Razón: “Trump, artífice del éxito de las negociaciones, habla del ‘principio de una paz duradera’”. Nótese que falta El País, lo que se explica reparando en que su segunda noticia es: “Trump plantea expulsar a España de la Otan si no eleva el gasto militar”. No es buen momento para glorificar a Trump. El problema que se observa no es tanto el sesgo derechista cuanto el hecho de que no se enteran de nada, o bien que no quieren enterarse de nada, o bien que se enteran, pero publican lo contrario. 

El plan de los 20 puntos es un disparate que no sólo no busca la resolución consensuada, como mal inevitable, pero acordada por las dos partes, sino una materialización del triunfo del Israel sionista (por cierto, el único Israel posible) que, por supuesto, no va a ser aceptado, al menos hasta la culminación de la limpieza étnica por ningún palestino mínimamente nacionalista. El único mérito que puede atribuirse a Trump, aunque en rigor le corresponde a U.S. Army y a la CIA, es que los palestinos e israelíes tiene que recurrir a omisiones y eufemismos para eludir el manifestar su rechazo al plan Trump de paz. 

En concreto, Netanyahu acuerda el plan con Trump en la Casa Blanca, pero, en cuanto llega a Jerusalén declara, en hebreo, claro, que su gobierno se asegurará que unos de los puntos del plan, la posibilidad de los dos Estados, no se cumpla. Lo que Israel y Palestina han firmado es un acuerdo de alto el fuego indefinido -es decir, que puede durar una semana o mil años- con un intercambio de presos, y las condiciones, tiempos, espacios que siguen ocupados, número de presos de cada lado, etc. Para evitar el disgusto de Trump, este acuerdo se considera incluido en el Plan del increíble hombre naranja a modo e Fase I del mismo. Formalmente, podría considerarse que ello implica aceptar el plan en su conjunto, pero nada más lejos de la realidad. 

Israel sabe que sumarse a este plan le beneficia porque es, de facto, una sanción de la derrota palestina, y, sobre todo, porque sabe que la resistencia de Palestina no lo va a aceptar y va a luchar contra él. Por cierto, una posición, esta última, que se ha venido repitiendo a lo largo de la historia del ‘conflicto’. Y, en efecto, Hamas se ha opuesto, por omisión, a casi todos los veinte puntos. La posición de Hamás queda clara en lo que interpretan que han firmado. Comunicado de ayer de Hamás:

Tras negociaciones serias y responsables llevadas a cabo por el Movimiento y las facciones de la resistencia palestina en relación con la propuesta del presidente Trump en Sharm el-Sheij, con el objetivo de poner fin a la guerra de exterminio contra nuestro pueblo palestino y la retirada de la ocupación de la Franja de Gaza, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) anuncia alcanzar un acuerdo que estipula el fin de la guerra en Gaza, la retirada de la ocupación, la entrada de ayuda humanitaria y el intercambio de prisioneros.

Claramente, lo que se llama primera fase y que, en realidad, es un pacto de alto el fuego y , se supone, de unas negociaciones ulteriores en pos de una paz (imposible, por cierto, ya que el ‘conflicto’ es del tipo antagonista). Incluso esta ‘primera fase’ va a encontrarse con multitud de obstáculos. Por ejemplo, si se van a liberar a todos esos 250 militantes palestinos condenados a cadena perpetua. Para el régimen sionista muchos de ellos son un claro peligro en tanto que pueden revitalizar la resistencia. En concreto, un ode ellos, Marwan Barghouti, es una especie de mito nacional. Disidente de Fatah, puede fortalecer la lucha en Cisjordania, acelerando el fin del colaboracionismo de las más que podridas ANP y Fatah de Mahmoud Abbas. 

Iba a hablar de la muy improbable concesión al Nobel de la Paz a Trump, y veo, que las ilustres y despejadas cabezas de Comité Noruego se lo han dado a ¡Corina Machado! Hablare en otro momento sobre ello. Todo me recuerda a aquello del Hamlet: “Los tiempos están desquiciados”.


lunes, 6 de octubre de 2025

 

Aunque trate preferentemente del genocidio llevado a cabo por el colonilismo sionista contra el pueblo palestino, esta mañana me ha llamado la atención la dimisión del primer ministro frances Lecornu que ha durado apenas tres semanas, después de  Attal, ocho meses, Barnier, tres meses, y Bayrou, nueve meses. Está claro que no hay un problema de primer ministro, sino de Presidencia y, diría, de la V República. Macron se aferra al puesto como lo hace Sanchez, aunque con menos trapisondismo que nuestro stendhaliano presidente de gobierno. Pero es imposible, la UU, y Macron el primero, están embarcados en un keynesianismo de guerra (si es que eso existe) y una austeridad brutal: 44.000 millones para reducir el déficit más 64.000 millones de aumento de gastos en defensa (3.500 millones en 2026). Y pongo 'más' porque todo eso se deduce del gasto social. Las deudas se pagan, y se pagan con impuesos, a no ser que Francia, sin moneda propia, entre en quiebra; que ya se ha publicado y desmentido). La UE hace aguas econòmica y políticamente por todos lados. Ocurre que en Francia, al igual que hay una extrema derecha notable, como en el resto de Europa, hay una fuerza poderosas, todo lo ambigua e incoherente que se quiera pero izquierda, La France Insoumise y eso supone una diferencia harto relevante con tantos otros pises más pronto que tarde condenados a gobiernos de extrema derecha.


Del 'conflicto' no sé apenas nada nuevo, parece que ya están reunidos en el Cairo negociadores israelítas y de Hamás y que se incorpararán despues enviados de Trump, su yerno y Witcoff, para aprobar o vetar acualquier acuerdo al que se llegue. Quien manda, manda. En todo caso, es difícil que la negociación vaya más allá del asunto de los rehenes israelitas, que son ya una patata caliente para unos y para otros, y del alto el fuego. De momento, continúan los bombardeos de las FDI. Cada día que pasa hay más gente dentro del establishment del Norte Global que comprende que el resto del Plan Trump es papel mojado. Empezando por el gobierno de Netanhayu. Ni Smotrich ni Ben Gvir ni, incluso la mayor parte de la población sionista, una vez liberados los rehenes, van a aceptar los restantes puntos del Plan. No obstante, el viernes anuncia el Cómite Nobel el premio de la Paz de 2025 -nótese la coincidencia de fechas-  Trump debe estar convencido, en su mundo solipsista, que se lo van a dar. Otra venganza más del agente naranja a partir del próximo finde.

           

Adjunto el texto de hice este doming o. Meparece un poco ladrillo y, sobre todo, ,habría que detallar y argumentar algunas ideas que se expresan sin mayores contemplaciones, algo que excede con bastante el blog. No obstante, reflejan lo que pienso.

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Ayer, millones de personas se manifestaron en Europa y Latinoamérica contra el genocidio y la limpieza étnica de Israel, el último, pero no el menos salvaje, Estado colonialista. En España, más de ochenta poblaciones, con Madrid y Barcelona sumando trescientos mil asistentes (aunque las cifras son confusas, no vamos a fiarnos de la policía municipal de Madrid, llena de fascistas y con Almeida al cargo; ya puestos, tampoco de la de Barcelona). Por cierto, enorme el aplauso de casi todo San Mames a los exiliados palestinos en Euskadi.

Son muchas personas. ¿Cuántas saldrían a apoyar al Estado sionista y a su política, no considerándola asesina sino una razonable represalia por los atroces desmanes cometidos el 7 de octubre del 23? Si escribo que una centésima parte, seguramente exagero su cuantía. Pero, por mucho que me repugne, se trataría de un posicionamiento político y moral. Como habría dicho Rafael el Gallo, “hay gente pa tó”. Ninguna posibilidad de acuerdo, ni siquiera de entendimiento, tan sólo relación de fuerza. Relación que se invierte cuando salimos de la calle y vamos a los despachos: el establishment mundial se añade, en la práctica, a los sionistas, y los millones en las calles, de momento, perdemos. Mucho más allá de Trump y Netanyahu, la estructura geopolítica mundial apuesta por el Estado sionista y su rol en Oriente Medio

La lógica republicana de la representación, en manos de unos políticos profesionales al servicio, en primera o última instancia, de la reproducción del capital, se ha convertido en un instrumento cínicamente antidemocrático. La irrupción política, aunque sea puntual, del pueblo, de la gente del común, cuyo único acto político permitido es votar cada cierto tiempo (dentro del abanico de opciones electorales que se le presenta, opciones que ‘difieren en lo accesorio y coinciden en lo importante’), es motivo de sorpresa, primero, y, si se mantiene y crece, de preocupación, después, y, por fin, de miedo. Por eso, toda demanda política que surge de la iniciativa popular se intenta, desde ha izquierda sistémica, la socialdemocracia, absorber y controlar, desde la derecha, ignorar y, en su caso, destruir.

Buen ejemplo de esto es la reacción de la prensa en España ante unas calles llenas de manifestantes. Por citar a los cuatro capitalinos, los más influyentes (junto con la Vanguardia, que todavía conserva algo de periodismo, a diferencia los de Madrid, simples plataformas manipuladoras al servicio de PSOE, PP y VOX), el único que le da el lugar que le corresponde, primera plana, es el País, Sánchez quiere, hay que tener la cara de cemento, presentarse como el adalid de Palestina en occidente; desde hace unas semanas y hasta que deje de convenir a sus pretensiones de perpetuarse en el cargo. Por su parte, la prensa de derecha minimiza u oculta las manifestaciones. No vaya a producirse un desplazamiento electoras masivo, como sucedió con la oposición a la invasión de Irak.

Las movilizaciones de estos días tienen tres rasgos que las hacen peligrosas, que amenazan, aunque de momento, muy lejanamente, al Orden reinante. Una es la potencia de contrapoder. Se originan desde una hybris, en tanto que a los llamados ciudadanos, que señalaba arriba, sólo les es permitido votar o, en términos más generales, seguir la normas que las instituciones establecen para ellos; autoorganizarse y enfrentar al Poder es subversivo y debe suprimirse. Junto a esto, el contenido de aquello que se reclama. Las movilizaciones propalestinas únicamente tienen parangón con las de la del ‘no a la guerra’ en tanto no hay una petición a las instituciones para que se les consiga tal o cual beneficio. Son actos solidarios, básicamente morales, porque no se busca un interés propio sino el de otros en un marco mental de hacer justicia. Moral, justicia, solidaridad, nada más alejado de la política al uso, palabras siempre peligrosas, que se ridiculizan mientras mueven pocas fuerzas, pero que llegan a causar terror cuando evolucionan a un riesgo real e inminente. Los que nos manifestamos no somo ingenuos, sabemos que el problema de Palestina y el sionismo no se resuelve con una jugarreta de Trump, que se halla anclado en la estructura geopolítica actual y que, por ello, exige un cambio radical de la gobernanza de las sociedades. Muchos descubrimos que ya es insoportable habitar un mundo en que un Estado extermina a un pueblo, asesina diariamente a decenas o cientos de personas desarmadas, y los oligarcas, los que tienen en su mano acabar con ello, elaboran argumentarios ridículos y siniestros.

El tercer rasgo es que, en las movilizaciones, el pueblo está cogiendo cada vez más músculo, operativo, pero ambién intelectual; la población construye pueblo y cultura del pueblo, que siempre es un ente dinámico, un movimiento antidominación, una lucha contra la relación de dominación. Ya no es que seamos un millón o diez millones, es que cada vez somos más, cada vez sabemos mejor lo que son atajos y las falsas soluciones que no solucionan nada. Cada vez muchos, sin dejar de sufrir por los palestinos masacrados,  van comprendiendo el paisaje político en que se inserta la barbarie. Veo muchas personas resueltas, entre ellas muchos jóvenes, ausentes en otro ripo de manifestaciones, que están dispuestas no sólo a gritar, también a poner sus cuerpos, a avanzar en el terreno de la desobediencia civil. Quizá sea ingenuo, pero veo que se va alcanzando un nivel de conciencia de la situación global que va más allá del impulso moral de solidaridad, cuando doblan las campanas en Palestina, siguiendo a Donne, “no preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti. 

Ya que lo he citado, a continuación el hondo poema de John Donne, que tiene mucho que ver con las movilizaciones por Gaza:


                       Por quien doblan las campanas

¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?

¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?

¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?

¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?

Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.

Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.

Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida,

como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.

Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta,

porque me encuentro unido a toda la humanidad;

por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.

                                                John Donne, 1624