140425
Hace una semana, en un acto de Podemos, Ione Belarra ‘propuso’ a Irene Montero como cabeza de cartel ante unas supuestas elecciones generales no remotas. Su lema de campaña se centraría en el ‘no a la guerra’ (a saber lo que pasara dentro de año y medio) y encabezaría una especie de plataforma de todos los apelados por tal eslogan. Ovación. Proclamada. Este finde ha tenido lugar la V Asamblea de Podemos -sí, como aquellas de Vista Alegre, pero ahora en el Pabellón de Convenciones de la Casa de Campo, que es mucho más chico-. Había una sola candidatura, liderada por Belarra. Salió, claro. Asimismo, se aprobó un documento político, en el que, con mucha palabrería mediante, se viene a oficializar el devenir de sus posiciones políticas tras la exclusión del gobierno que sucedió a la elecciones del 23 de julio del 2023.
Desde ese momento, Podemos radicalizó mucho su lenguaje, sobre todo en cuanto a la calificación del PSOE, del Gobierno y, en particular, de Pedro Sánchez. La guerra de Ucrania les brindó la oportunidad de mantener una posición clara de denuncia de la OTAN que chocaba con el relato del gobierno, o sea, el relato de USA y la OTAN. Para su mayor beneficio, Podemos podía acusar a Sumar y compañía que, al formar parte del gobierno, no estaba en condiciones de oponerse a él. Y no sólo lo hacía, sino que redoblaba su crítica poniendo en cuestión que Sumar y compañía discrepasen, por su ideología o, mejor, por su falta de ideología, de las tesis otanistas-gubernamentales. Aunque esté de acuerdo, no debo pasar por alto la utilización de este hecho-suposición para barrer pro domo sua. Y, sobre todo, la ley del embudo que manejan. Lo que vale para unos no vale par otros similares.
Podemos parece olvidar que hace unos pocos telediarios estuvo en el gobierno y la realidad de su intervención en él es equiparable a la de Sumar; tan sólo que cuando Sánchez adoptaba medidas de derechas, Yolanda envía mensajes un poco dolidos, pero amorosos, y Pablo ponía cara de enfado. La única iniciativa real mínimamente rupturista fue la ley del ‘sí es sí’ de Irene Montero y ya sabemos lo que fue de ellas; de la Ley y de Irene.
Es de una enorme hipocresía que Belarra diga, en el discurso de clausura de la Asamblea de Podemos que “[Dentro del gobierno] … demostramos que el gobierno no tiene porqué ser un espacio de poder al servicio de los que mandan sin presentarse a las elecciones, que el gobierno puede ser también un espacio de disputa, una herramienta al servicio de las clases populares”. No demostraron eso, sino todo los contrario. Es invendible la idea de dos gobiernos ‘de coalición’ consecutivos, uno con Podemos, de carácter progresista, y el segundo con Sumar, reaccionario. No cuela, Belarra.
Estoy de acuerdo con las críticas a la guerra de Ucrania, incluso concuerdo en que la respuesta de la UE al desenmascaramiento del conflicto realizado por Trump debe ser denunciada. No con su análisis de 'política de guerra', que en mi opinión es una política de rearme y militarización sin guerra que pudiese justificarla, una política parcialmente basada en el keynesianismo de guerra a mayor ganancia del complejo militar-industrial europeo y yanqui. Pero, bueno, me quedo en que coin
Otro planteamiento, estratégico, con el que mantengo diferencias, es acerca de la UE. En el Documento Político aprobado en la V Asamblea, se efectúan unas críticas muy severas y acertadas de la misma y su política de rearme y a la connivencia con el geocidio de los palestinos, pero siempre se culpa a las ‘élites europeas actuales’, y se acaba diciendo que: “… Podemos abogamos por cesar inmediatamente el seguidismo español y de la Unión Europea a la voluntad imperialista de los Estados Unidos a través de la OTAN”. Es decir, abogan por un cambio de política de la UE, como si la UE no hubiera sido desde sus inicios un proyecto imperialista tutelado por USA y en los últimos años hubiese desviado su rumbo. Ya he dicho en otros posts que no hay otra salida que demoler la UE existente y en un futuro, que podría ser más o menos lejano (o quizá no existir) replantearse una unidad europea de los pueblos sobre bases muy diferentes, no capitalistas en ningún caso. No ignoro que ello implica volver a los Estados y que la situación se volviera aún más chunga. Pero ante el avance del fascismo en todos los territorios europeos, ello es: a) Muy probablemente inevitable; b) La única posibilidad de un movimiento popular revolucionario que “niegue lo existente”.
Mientras tanto, ya he dicho que no confío en Podemos y, también, que me parece la única opción institucional no directamente despreciable, sin más. Sin embargo, Podemos debería abjurar sinceramente -y, no estaría mal, con una autocrítica (ya sé que el término suena a cachondeo, pero existir, existe)- de su trayectoria en el gobierno, sin posibilismos ni malminorismos. Esto se plasmaría en que sería lícito, en mi opinión, que Podemos formara una coalición gubernamental con el PSOE en la que ostentase, como mínimo, el 40% de los miembros del gobierno y carteras fundamentales, además de vetar a torturadores como Grande Marlasca y a gentuza ideológica como Robles. Unicamente así Podemos estaría en condiciones de que el gobierno no fuese abiertamente de derechas, como ha sido desde que lo dirige Sánchez en coalición con su ‘izquierda’.
Mientras tanto, ya he dicho que no confío en Podemos y, también, que me parece la única opción institucional no directamente despreciable, sin más. Sin embargo, Podemos debería abjurar sinceramente -y, no estaría mal, con una autocrítica (ya sé que el término suena a cachondeo, pero existir, existe)- de su trayectoria en el gobierno, sin posibilismos ni malminorismos. Esto se plasmaría en que sería lícito, en mi opinión, que Podemos formara una coalición gubernamental con el PSOE en la que ostentase, como mínimo, el 40% de los miembros del gobierno y carteras fundamentales, además de vetar a torturadores como Grande Marlasca y a gentuza ideológica como Robles. Unicamente así Podemos estaría en condiciones de que el gobierno no fuese abiertamente de derechas, como ha sido desde que lo dirige Sánchez en coalición con su ‘izquierda’.
Por otro lado, sé que mi requisito mínimo es irreal, ni Podemos va a crecer electoralmente hasta conquistar esa relación de fuerza con el PSOE, ni el PSOE aceptaría una relación de fuerza con Podemos, ni con nadie, que le impidiera implementar su política, táctica y estratégicamente, de derechas. El PSOE sólo busca unos cuantos votos y, si no hay otro remedio, un 'socio' de gobierno muy minoritario y subordinado a él.
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