sábado, 22 de noviembre de 2025

 

El plan de 28 puntos que Trump propone a Zelensky, no para que lo discuta o negocie, sino para que lo firme, supone de facto la derrota de Ucrania y sus aliados (entre ellos …USA). No hay que buscar mucha coherencia en las erráticas políticas de Trump en la escena internacional (en la interna, parece que los avances hacia el iliberalismo son bastante consistentes). Sin embargo, desde el realismo político en que me muevo, intentando no confundir el ser con el deber ser, creo que hay varias ideas muy generales de Trump que no son descabelladas. 

La primera es que la competencia económica internacional con China esta perdida, la generalización de la posición BRIC es un hecho imparable. Se trata, entonces, de mantener la hegemonía, ya básicamente política, de USA basándose en su poder militar. En el aspecto económico, conjugar la tendencia MAGA, una forma de extrema derecha, hacia el aislacionismo, con la de los technobross, otra forma de extrema derecha que Francesca Bria, aludiendo a Eisenhower, llama con acierto Complejo Tecnológico Autoritario (lo de autoritario también le cuadra a MAGA, aunque no exactamente del mismo modo que a Thiel, Yarvin y compañía). Esa síntesis se conseguiría o se pretendería conseguir, haciendo de USA un país rentista del resto del mundo mediante un complejo sistema selectivo de aranceles -ahora es todavía muy burdo- y una potenciación de las corporaciones de alta tecnología, incluyendo la de armamento, en suelo USA. Un poco a la manera del Varoufakis del Minotauro; al actual, lo veo un poco perdido con eso del rentismo tecnofeudal). Si eso es así, la base MAGA lo lleva crudo en el medio-largo plazo, pero ya se sabe que son muy rudimentarios. 

Con esta perspectiva, me parece acertada la decisión de Trump y sus estrategas internacionales de llevarse moderadamente bien con Rusia, con el objetivo de impedir una férrea alianza ruso-china en la que Rusia pone su poder nuclear, no inferior al de USA y China, su economía y un ejército cada vez más poderoso. En una confrontación bélica, aunque sea fría, disuasiva, entre USA y China, la supremacía nuclear de aquella es decisiva. Entre el bloque ruso-chino y USA, no.

Por ello, el plan de los 28 puntos buscaría congraciarse con Rusia y alejarla de China. Quien paga el pato es, claro, Ucrania, aunque por lo menos deja de poner la carne de cañón, y, subsidiariamente, la UE (Gran Bretaña desde la II GM ha sido siempre un perrillo que acude al pitido de USA). Si finalmente, Zelensky firma ese tratado propuesto por Trump o alguno similar en lo esencial, la posición de la UE se desmorona. O cambian el relato y asumen, tácitamente, su insignificancia o asumen mantener la guerra -que entonces sería, de algún modo, también contra USA-, empobrecerse, fracasar y propiciar la insurgencia, algo que, me temo, serviría hoy en día para acelerar los gobiernos de extrema derecha. El único consuelo sería ver caer a los burócratas de la UE por lo que son: anacrónicos y, además, muy malos.

Hay otra versión de lo que no deja de ser una sorprendente vuelta de tuerca de Trump. Es una versión conspiranoica que consistiría en que Putin está chantajeando a Trump, que, vía Epstein, le tiene literalmente cogido por los huevos; bueno, mejor, por la boca. Ciertamente, el hombre naranja parece hacer, en este caso, lo que le dicta Putin, pero, sin datos, la narración se queda en eso, en conspiranoia.


*****************************


Espero que ésta sea la última COP. Por lo que se ve, hay países que quieren aprobar planes de reducción de extracción y quema de combustibles fósiles para, después, incumplirlos estrepitosamente, mientras que los demás países, no quiere ni mentar el carbón, el gas o el petróleo en el documento final. Al menos, estos últimos no son tan cínicos. Por cierto, USA, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero, ni va. ¿Para qué?


No hay comentarios:

Publicar un comentario