martes, 24 de diciembre de 2024




El problema frances y su prefiguración de un nuevo esquema de poder



A primeros de diciembre de este año el Nouveau Front Populaire (NFP ) y Rassemblement Nationa (RN) decidieron, cada uno por su cuenta, claro, presentar una moción de censura al gobierno francés de Michel Barnier, avalado por Macron. Los antecedentes, en breve resumen, comienzan con la convocatoria de elecciones a la Asamblea Nacional por parte de Macron para revertir el proceso de deslegitimación que habían supuesto los resultados de las elecciones, un mes antes, al Parlamento europeo, que habían situado a la agrupación auspiciada por Macron muy por debajo de RN. Era un movimiento audaz y a Macron le salió mal. Bien es cierto que el contaba con una izquierda dispersa y no unida en el NFP creado ad hoc. Sea como fuere Ensemble (En), la agrupación de Macron, quedó en tercer lugar, lejos de NFP, primero, y RN, segundo. Para la segunda vuelta, Macrón consiguió, basándose en el principio del aislamiento sanitario de la extrema derecha una especie de coalición con el NFP para el balotaje que le dio muchos más diputados de los que le habrían correspondido en otro caso, quedando segundo, tras el NFP en la Asamblea. A modo de agradecimiento, Macron designo un primer ministro, Barnier, ultraconservador. Además de la renuencia de un tiburón neocap que es a pactar con rojos a lo Mélenchon, se trataba de un guiño de ojo a RN Al principio le salió bien: RN se abstuvo y el voto en contra de NFP no fue suficiente para evitar el nombramiento.

No podía durar mucho. Para sorpresa de nadie, un de las las medidas tomadas por Barnier fue, entre otras también claramente derechistas, el mantenimiento de la ley de reforma de pensiones., aprobada el año anterior y que Resulta que el programa del NFP para las elecciones de julio incluía la derogación de la reforma de pensiones que había entrado en vigor el año pasado. Normal. Era una reforma neoliberal y antipopular que desató una oleada de protestas continuas en la calle. Pero es que también esa derogación era un punto del programa electoral del RN. Aquí se caen los esquemas típicos de la izquierda rutinaria, de las que ya hable en otra nota ¿Cómo es posible que coincidan en una medida no menor RN y NFP?, la izquierda amplia y la extrema derecha (o la extrema izquierda y la derecha como dicen Le Figaro, el Mundo y el ABC). No volveré a este hecho, que revela que para explicar los cambios en la política actual (y en general de cualquier periodo) no valen exámenes simplistas.

Las aguas no llegaron al rio hasta que el gobierno hizo públicos los presupuestos de la Seguridad Social, ajustados a la citada ley de reforma. Era evidente que RN iba a abandonar su posición pasiva y junto a NFP votaría contra los presupuestos. Ante tal circunstancia, el gobierno Macrón/Barnier se puso a Francia por montera y recurrió al artículo 49.3 de la constitución, que permite aprobar una ley sin que la vote la Asamblea. Esto ya era demasiado para las dos oposiciones. RN anunció una moción de censura y NFP, que no la votaría. Simultáneamente, NFP anunció una moción de censura y RN manifestó que votaría a su favor. Dos líneas de actuación, y una paradoja, que no lo es tanto si se analizan las motivaciones de cada grupo, las cuales confirman la esencia del proceso de transición de la política actual en curso.

Para el NFP, su negativa a secundar la moción de RN es clara, se trata de mantener las líneas rojas antifascistas y votar siempre contra RN. Para éstos, votar lo mismo que los rojos tampoco es plato de gusto, y, sin embargo, les votan. En la práctica, siendo la moción de censura meramente destructiva da igual cual de las dos mociones se vote. Si atendemos sólo a lo sustancial y el objetivo es deshacerse de Barnier y, por el momento nada más que eso, me parece más coherente la postura de RN, que vota lo que cree justo y no se arroja, como el NVP, en brazos del malminorismo, ese principio, antidialéctico por abstracto, que pone en cuarentena al RN, a costa de proteger a Barnier y a Macron.

Sin embargo, siendo los resultados los mismos, ya se apruebe la moción de uno o la del otro, creo que hay diferencia fundamentales que deben explicarse a los ciudadanos, en esencia para qué quiere el partido que se disuelva el gobierno y qué va a hacer con ello en el marco de su estrategia. Aquí esta el quid, la apuesta estratégica del RN o, al menos, de la France Insoumisse (FI) y la del RN son opuestas. Y, me temo, que ahí RN va a favor de la dinámica histórica en este periodo y NFP, en contra. No es una cuestión de lucidez ni de competencia, Le Pen y Melenchon son dos personas inteligentes, y lo saben, al igual que lo sabe Macron, aunque e su decisión haya sido fallida. El NFP no puede hacer otra cosa que la que ha hecho, el tiempo corre en su contra. RN sí podía haber esperado a que las cosas estuvieses más maduras, de hecho bastantes analistas consideran que Le Pen ha tenido demasiada prisa. No estoy de acuerdo, audaz pero no voluntarista, lo que pretende es alentar un proceso que ya es factible: la construcción de un nuevo bipartidismo, en sustitución del que hallamos en casi todos lo países occidentales.

La gobernabilidad, tras la II GM y hasta ahora, se ha venido sosteniendo, con sus vaivenes y cambios menores, mediante un régimen bipartidista, una moneda con dos caras que podían ser agonistas, pero no antagonistas. Un régimen cuyas características básicas no impugnaba nadie desde dentro: democracia representativa, Estado de Derecho y liberalismo de mercado. El capitalismo no estaba en cuestión, a lo sumo el modo de regularlo. Y bajo este paraguas, dos partidos o bloques, izquierda y derecha, con un apoyo electoral parecido y que se iban turnando en el gobierno. Derecha civilizada y neoliberal u ordoliberal, por un bando, y socialdemocracia propulsora del Estado social, por el otro. Más o menos igualitarismo, pero siempre dentro de un sistema que promueve la desigualdad, más o menos Estado, pero siempre con el Mercado estructurando la sociedad.

Los tiempos están cambiando. La alternativa a este statu quo se vislumbra ya con claridad, se trata también de una bipolaridad, pero de otro tipo bien distinto, en la que tiene lugar una lucha antagónica entre un régimen populista de extrema derecha y un régimen oligárquico con rasgos demoliberales; ligado a ello, el fin de la izquierda. Así, donde antes había un régimen compartido, con un enfrentamiento agónico pero autorreproducido por ambas partes, ahora hay dos regímenes enemigos en una disputa antagónica, una lucha a muerte que concluye con la destrucción de uno por el otro-;y, un interim permanentemente inestable. Se acabó el consenso. Simplificando al extremo, algo que deberé desarrollar en otro post, la derecha liberal y conservadora de siempre se fusiona con el centro y la izquierda moderada tradicionales -por ejemplo, la que constituye el gobierno de Sanchez-; es decir el régimen aún vigente se solidifica, los dos polos anteriores se fusionan mediante un desplazamiento hacia la derecha, en especial de la autodenominada izquierda, que abandona toda pretensión socialista, e incluso socialdemócrata y se constituye en el ala social liberal o liberal compasiva dentro de un único bloque económicamente neoliberal y que, en lo político, tiende a la iliberalidad y donde la democracia va siendo una simple fachada. Por fuera, el bloque populista derechista se constituye, a partir de la debacle de la izquierda y de la conversión de la mayoría de los sectores popular a una (in)cultura política populista y reaccionaria.

Por todo esto, la opción de RN es acelerar el proceso de transformación del bipartidismo. Sabe o cree que una vez constituidos los dos regímenes tiene todas las opciones de ganar, ya que el proyecto demoliberal moderno está en una crisis letal, envuelto en sus contradicciones. Puesto que muchos de los ideólogos de esta refundada y refundida derecha son lectores de Gramsci, lo matizan: “lo viejo ha muerto, y elo nuevo está naciendo; somos nosotros”. El NFP, o su ala menos ligada a la burguesía, quiere que las cosas no varíen mucho, que se mantenga el bipartidismo clásico en el que son necesarios, aunque solo sea como fetiche ideológico; algo así como la lucha darwinista por no desaparecer. Aceptan, de buen o mal grado, su rol conservador de lo que existe.

Por fin, Macron. Cometió un error al convocar elecciones legislativas; reconozco que es fácil decirlo a toro pasado y que era razonable reaccionar; no hacerlo, tras el triunfo de RN en Europa lo dejaban muy debilitado, casi desautorizado. Pensó que la victoria del RN asustaría a los franceses, que volverían a votarle, y que pese a que era previsible un buen resultado de los lepenianos, el malminorismo y el ‘antifascismo’ de una izquierda dispersa, le permitiría obtener en la segunda vuelta una mayoría robusta y un gobierno fuerte. Le salió el tiro por la culata, fundamentalmente debido a la unificación electoral de la izquierda.

Una vez triunfante la moción, Macron ha de afrontar,de nuevo, dos opciones, que son las mismas que tuvo que elegir al principio. No creo que vuelva a adoptar la misma, vistos los resultados, más aún cuando RN ya conoce por experiencia propia sus manejos. Ahora RN, en el mejor de los casos ´querría un gobierno de RN o con mayoría de RN y algun ministro macronista; eso les daría tiempo para ir limpiando el aparato de Estad, el Deep Estate, antes de cruzar el Rubicon en la siguientes elecciones presidenciales. De hecho, sería una cohabitación con un enemigo muy poderoso. Demasiado para Macron, imagino. La idea sería dejar al RN como oposición muy principal y conseguir una mínima relación de equilibrio de fuerzas con ellos, para lo que no basta una alianza con los Republicanos. Yendo, pues, a la segunda opción, ser la cabeza del nuevo bloque enfrentado a RN, en estos momentos los conflictos internos del NFP proporcionan a Macron unas mejores expectativas.

Es pronto para afirmarlo, pero que Macron lo esta barajando puede inferirse del hecho de que en la ronda de consultas para sustituir a Barnier ha convocado a Faure, secretario PSF, cuya integración en el NFP le resulta molesta, y máxime cuando la hegemonía interna al NFP la ostentan los insumisos. Por supuesto, no ha llamado a Mélenchon. No creo que el PSC hiciera muchos ascos a romper el NFP y coligarse con Macron, porque parece irrepetible aquel clásico bipartidismo PSC (con el apoyo de PCF) frente al bloque de derecha de gaullistas, neogaullistas y liberales. No obstante, aunque Macrón consiguiera ganarse al PSF seguiría padeciendo una constante inestabilidad, frente a un RN, por un lado, y una France Insoumisse, por el otro, abiertamente hostiles al gobierno.

Obsérvese que sea cual sea el caso, estamos ya en marcha hacia el nuevo esquema de gubernamentalidad, con dos régimenes difícilmente coexistentes ni siquiera a corto o medio plazo que culmina en un bloque liberal/conservador (Macron, en la actualidad) en hostilidad con un bloque RN, y una iquierda transformadora residual y en vías de extinción.



PS1. USA, Inglaterra, Alemania, Italia, España, etc., pese a los intentos de los Corbyn, Sanders, Mélenchón y demas que intentan crear nuevas izquierdas, son buenos ejemplos, similares en lo esencial, a lo dicho para Francia.

PS2. Una cuestión fundamental que queda fuera de este texto, y que he de exponer en otro es, dentro de este esquema de dos regímenes, que es primariamente político, qué papel juegan y como se ubican el neoliberalismo, el anarcocapitalismo y el keynesianiosmo, las tres alternativas que abarca la economía capitalista.


Ultima hora. Noticia y resultado en la Condomina. Macron nombra a François Bayrou primer ministro. No sé si lo que pretende Macron es aburrir al personal, ganar tiempo (¿para qué?), o qué arcanos esconde su cesáreo perfil porque repite una jugada similar a la de Barnier. Bayrou es màs centrista que el ultraconservador Barnier,  que procede de los Repúblicanos y -éste del centrista Mouvement Democratique (MD), integrado en la Ensemble. O sea, que Macron tiene menos votos asegurados que con Barnier. Lejos de la mayoría absoluta. NR ya ha anunciado que se abstendrá en la ratificación de la Asamblea. A continuación, Bayret formará gobierno y presentará los Presupuesto del 25, bajo el auspicio de la reforma de las pensiones. En definitiva, el año de la marmota (a no ser que el PSF de la nota sorpresiva y apoye a Macron). No modifica mi análisis, si bien muestra la resistencia de la antigua política a adoptar la, tristemente, nueva.


241222. Bayrou anuncia los ministros del gobierno que presidirá (a mayor gloria de Macron). Penoso de la cabeza (Bayrou) a los pies (supongo que Valls). Répite la jugada del verano: buscar el apoyo de RN dejándose la menor cantidad de pelos en la gatera. Todo depende de Le Pen y los suyos. Faure (PSC), candidato a ‘legitimar a Macron, ha puesto un grito en el cielo, y eso que Bayrou ha diferenciado con claridad en su discursola PSC de la France Insoumisse: mucho te quiero, lorito, pero pan, poquito. Y para qué hablar de Mélenchon, que ya ha pedido una moción de censura inmediata. Si salio mal en verano,no veo por qué lo misma vaya a mejorar por el frio. Bayrou, para evitar la moción, ha prometido no emplear el artículo 49.3, pero, entonces, ¿cómo va a sacar adelante los presupuestos? En cualquier caso, Macron gana tiempo, sólo le quedan unos seis meses para disolver la Asamblea y convocar nuevas elecciones sin necesidad de dimitir, y, lo que es más importante, sin tener que plantearse por el momento, en línea con lo dicho arriba, el nuevo modelo dicotómico, la derecha demoliberal (con socialdemocracia incluida) frente a la extrema derecha populista.


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