Sobre el caso Mangione
Franco Berardi, siempre interesante aunque, ultimamente, un poco dado a la jeremiada, aborda en su blog ‘Ildisertore’ el caso Mangione, un asunto poliédrico en tanto que permite diversas perspectivas, todas ellas enjundiosas y muy relevantes. Copio sus palabras:
“Mi corazón también latía por él, como el corazón de muchos millones de personas que detestan las atrocidades neoliberales. Yo también esperaba que escapara del arresto antes de que un empleado de McDonald's, mucho más pobre que él, llamara a la policía y lo arrestara.
¿Acaso pensé que la eliminación de un sinvergüenza que se lucra con las enfermedades y desgracias de los desdichados habitantes del país más miserable del mundo era un episodio de lucha de clases?
“Como Thomas Crooks que disparó al hombre naranja, como Robert Crimo que disparó en la procesión del día nacional el 4 de julio de 2022, miles de vigilantes solitarios fabricarán sus armas con la impresora tridimensional … Pero no la llaméis lucha de clases, porque el odio al amo no es lucha de clases sin amistad, sin complicidad, sin un proyecto colectivo de emancipación.”
No digamos tonterías.
La lucha de clases era algo serio en los tiempos góticos de la modernidad: era la acción consciente de los explotados para liberarse de los explotadores. Estas palabras son incomprensibles en la era barroca de espectacular hiperviolencia”.
En el primer párrafo, Bifo señala su identificación emocional con Mangione. Un poco a la manera de Benjamin, se ha hecho justicia, se ha reparado en parte los cientos de asesinatos de los que era corresponsable el CEO de la infame UnitedHealthCare. Incluso, en el mismo terreno sentimental somete a su sarcasmo al precario de McDonald’s que, por avidez o gregarismo, delató a Mangione, En el siguiente párrafo, Bifo comprende que sus simpatías le han alejado de un análisis racional correcto,. “¿Acaso pensé que ... era un episodio de lucha de clases?” No digamos tonterías. Lo que, entiendo, quiere decir Berardi son dos tesis: a) La lucha de clases ‘moderna’, es decir, entre burguesía y proletariado, tenía significado en otros tiempos, en los últimos siglos, pero ya no. Siguiendo en esto a Frege, una expresión asocia un sentido a una referencia, y ‘lucha de clases’, aunque tiene sentido, el oyente sabe lo que quiere decir el hablante, no tiene referencia hoy en día, qunque sí en el pasado. No se queda ahí, incluso en el pasado, cuando existía la lucha de clases, el asesinato llevado a cabo por Mangione no habría sido uno de sus referentes. No estoy de acuerdo.
Ya apunté en otro texto el parecido de la acción de Mangione con la propaganda por el hecho de parte del movimiento anarquista. Me consta que Bifo considera que el asesinato de Cánovas por el anarquista Angiolillo es un episodio de la lucha de clases. No es eso a lo que él se refiere. Creo que habla de un fenómeno de esta época: el atentado de un ‘lobo solitario’, alguien no ya integrado, ni siquiera vinculado con grupos armados, que se mueve por sus criterios políticos o morales. Este es el punto fundamental, que no se daba en, por ejemplo, atentados ultraindividuales como los de los ataques suicidas islamistas, decidos y preparados por la organización a que pertenecen los ’mártires’.
Resumiendo, concuerdo con Bifo en que este tipo de asesinatos no se daba hace cien años y que ahora es la forma que toma el ‘magnicidio’. Discrepo de el en que es ajeno a la lucha de clases. Según Bifo el crimen de Mangione es una cuestión epocal, se inscribe en una “… era barroca de espectacular hiperviolencia.”. Por ello, este tipo de acciones individualistas, al margen de la colectividad se dan y se darán cada vez más.
Si la lucha de clases precisa de un proyecto colectivo de emancipación, pongamos, la sociedad sin clases, socialista o comunista, entonces se restringe a poco más de un siglo, y eso siendo generoso, sin poner demasiados requisitos u objeciones. Pero la lucha de clases se manifiesta de muchas maneras, abierta y subterráneamente, como resistencia y como combate por la hegemonía de todo tipo, y desde que hay trabajo asalariado hay lucha de clases; durante mucho tiempo, sin proyecto alguno de liberación tan solo como una resistencia a la explotación o la opresión que no se cuestiona en sí, sino sólo a sus excesos cuantitativos; es decir, los obreros luchan contra el patrón capitalista por mejores salarios, menores jornadas, menos penosidad, en definitiva, por disminuir la tasa de plusvalía, no por acabar con la plusvalía. La lucha de clases interpela a todos, de una forma u otra, pero también el resto de conflictos sociales que tienen lugar, de género, de raza, de prácticas vitales supuestamente privadas. En el Manifiesto Comunista, Marx y Engels sostienen que “la historia de la humanidad hasta ahora es la historia de la lucha de clases”. Es éste un enunciado innegable, aunque muchos lo nieguen, que yo asumo siempre que se sustituya ‘lucha de clases’ por el más general lucha de agrupaciones sociales”. Esto significa que la sociedad, los miembros de una sociedad se agrupan en función de intereses comunes. En los análisis de Marx, totalmente condicionados históricamente -como ellos de cualquiera de cualquiera-, había dos clases cuyo elemento diferenciador era su relación con la propiedad de los medios de producción; unos los tenían -en las diversas formas del capital- y otros no, viéndose obligados a vender en el mercado, por debajo de su valor, su fuerza de trabajo lo único que podían aportar a la producción. La lucha de clases en tiempos de Marx era, con mucha diferencia, el principal conflicto social en las metrópolis coloniales, mientras el resto estaba opacado. El proletariado se había constituido en el colectivo al que pertenecía la mayoría de la población, e iba en aumento, a diferencia de las clases intermedias, patronos y oficiales de talleres, dueños de pequeñas tiendas, que en buena medida eran absorbidos por la clase obrera; se daba una migración permanente y masiva de pequeños campesinos hacia las ciudades para trabajar en sus fábricas. La diferenciación de los obreros entre sí en lo que se refiere a jornadas y salarios era mínima en comparación con la enorme dispersión actual de los trabajadores asalariados o autónomos pseudoasalariados.
La sociedad moderna es muchísimo más compleja que las de las primeras etapas del Capitalismo. El desarrollo científico-técnico, con su concomitante división y especialización del trabajo, la inmigración a las metrópolis de personas de países colonizados, con sus culturas y sus modos de vida, la evolución de ideas y conductas, con las fricciones sociales que conlleva, etc., todo ello da lugar a unas formaciones sociales en que reducir casi todo a la lucha de clases entre trabajador y capitalista cuando sólo es un componente más de la dinámica social en su conjunto, que, además, está estrechamente coimplicado con, y modificado por, la totalidad de los hechos sociales, es no entender nada. Finalmente, hay una cuestión terminológica. Si identificamos la expresión ‘conflicto social’ con ‘lucha de clases’, estoy de acuerdo: el conflicto social es el motor de la historia. Pero entonces las clases son toda agrupación dual de personas en torno a una dominación-un estado de dominación, una resistencia a ese estado, o una fuerza de contradominación-. Quizá Marx habría llegado a esta conclusión, que supera al nominalismo y entra en lo conceptual, pero, como se dijo arriba él únicamente conocío, o prestó atención, a la lucha entre proletariado y burguesía, ya que las disidencias en el resto de dominaciones eran aun débiles y semiocultas.
Aceptando esto, la acción de Mangione se inscribe en la lucha de clases clásica, que, simplificandola con un concepto premarxista, es la que se da entre ricos y pobres, en un marco económico capitalista que crea y perpetua a los ricos, que son cada vez más ricos, y a los pobres que son cada vez más pobres. Una brecha creciente, donde antes la pobreza de los pobres era relativa (a los ricos) y ahora ya absoluta. La profusión y encarecimiento de los seguros sanitarios, paralela al deterioro por infrainversión pública y venta por el Estado a precios irrisorios de lo más rentable, supone una transferencia de valor, desde el trabajo al capital, una de las caractrístics esenciales del neoliberalismo. Se mire como se mire, denunciar e intentar paliar esta situación es lucha de clases.
Así, la ejecución de Thompson es pura lucha de clases. Pero hay muchas formas de luchar. Antes de examinar este asunto, quiero descartar un posible reparo. Mangione es una persona de familia adinerada, y, por ello, un miembro objetivo de la clase dominant ¿Y qué? También lo eran Marx y Engels. Es la lucha de clases, la que adjudica la pertenencia a un bando, y no al revés. Mangione mató a Thompson porque era el CEO de una compañía capitalista especialmente dañina para los trabajadores en general. UnitedHealth es una empresa sobre la que cae la responsabilidad de muchas muertes en el pasado y en el futuro, es una empresa asesina en serie. No se puede, claro, matar una empresa, pero sí acabar con ella, creando las condiciones para que quiebre. El Estado de USA no está en esa línea, sino en las contraria: procurar que acumule más y más capital. Y no parece que las movilización de las masas vaya cambiar hoy al Estado ni a UnitedHealth.
Mangione es, quizá, un lobo solitario que no confía en la potencia, aquí y ahora, de las masas, es un individualista que no cree que sea posible la autoconformación espontánea de colectivos subversivos con poder para cambiar nada importante. Como buen lobo sanitario desea actuar inmediatamente, no espera a nada ni a nadie, al fin y al cabo todo depende de él. Pero, por otro lado, sabe que su acción en sí y aislada no sirve de nada a efectos de transformación social. De nuevo, un individuo no comete empresicidios.
¿Por qué mató Mangiome a Thompson? No voy a introducirmeen su cabeza ni a especular con algún análisis psicológico. Puede darse por sentado que Mangione no era partidista, que quizá ni tan siquiera se consideraría una persona de izquierdas, pero que sí estaba comprometido con la justicia social y que le parecía vituperable el Estado de la salud publica en USA, cuyas principales beneficiarias e impulsoras eran las grandes empresas de seguros médicos. Partiendo de esto, es obvio que Mangione realizó, conscientemente un atentado político inscrito en la lucha de clases.
¿Qué pretendía? Creo que Mangione buscaba uno, o más, simultáneamente, de los resultados que describiré a continuación. Los dos primeros responden a esa propaganda por el hecho de practicada por los anarquistas a finales de del siglo XIX y principios del XX. Es decir el asesinato de un personaje con relevancia social es un medio que permite conseguir o facilitar otro medio, el final, la movilización popular que hace cambiar el ámbito en que opera(ba) ese personaje o, incluso, el estado general de las cosas. La acción de Mangione es evidente que ha dado lugar a que se hable de las situación de la sanidad pública y privada en USA, que se discuta entre los damnificados, trabajadores en su totalidad y que se contemple la situación como insostenible. En este aspecto, habría logrado lo que pretendía. El segundo, ligado a éste, es incidir en un malestar generalizado que se encuentra al borde de la explosión de un número no despreciable de personas. Se trataría de que su acción se extienda, que sea un aldabonazo que propicie que esas persona cometan, aisladamente, múltiples asesinatos a CEOs, altos ejecutivos, propietarios de millones de acciones, etc. Esto provocaría un situación social insoportable, muy arriesgada, en la que una de las posibles consecuencias sería despertar al pueblo trabajador. No parece probable que tal eventualidad suceda, pero, de momento, ya se ha multiplicado el gasto de las empresas en guardaespaldas.
En tercer lugar, hay un objetivo, perfectamente compatible con los anteriores. Es muy simple; hacer justicia. Y poniéndonos un poco benjaminianos reparar en parte, claro, los centenares de muertes que ha causado Thompson, como CEO de UnitedHealth. Mangione ha aminorado un poco la (in)Justicia Universal, dejándose de paparruchas a lo Weber sobre quien tiene legitimidad para mata y cometiendo un acto radicalmente ético.
La valoración positiva del asesinato del CEO que se ha propagado especialmente por la red llegando hasta a convertir a su autor casi en un mito vengador, un moderno Robin Hood, da fé de que cualquiera que fuese su intención, Mangione ha triunfado. Máxime teniendo en cuenta que el occiso es un WASP.
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