miércoles, 13 de mayo de 2020




Bienes. Riqueza. Activos



Marx : “La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista se presenta como un ‘enorme cúmulo de mercancías’, y la mercancía individual como la forma elemental de esa riqueza”. Yo, más bien, diría: “El modo de producción capitalista presenta la riqueza de las sociedades como un enorme cúmulo de mercancías y la mercancía individual como la forma elemental de esa riqueza”. ¿Por qué esa reformulación? No porque crea que la de Marx es errónea, en absoluto lo es -y ese 'se presenta' o, en otras traducciones, 'aparece' es determinante- sino porque creo que refleja el planteamiento marxiano de un modo más claro y preciso. Las sociedades en que domina el modo de producción capitalista (MPC), y aunque domine mucho, son mucho más amplias y complejas que sus relaciones económicas, e incluso aunque el MPC sea dominante no toda producción o distribución de bienes y servicios se hace siguiendo el modelo mercantil-capitalista (aunque ciertamente, cada vez va quedando menos fuera del alcance normativo del capital). La idea es que, para el MPC en sí, en su lógica específica, no hay más riqueza, más valores de uso, más bienes y servicios que aquellos que pueden intercambiarse en una transacción mercantil, esto es, en una compraventa, y ello implica que tienen un precio fijado por el Mercado. No es que el MPC ‘considere’ que, para sus hijos, el amor de madre no sea un bien y la actividad culinaria de la madre un servicio, sino que no los contempla, no existe nada de eso para él. Lo del amor es más complicado, pero la cocina de la madre se convertiría en un servicio mercantil, o sea, en una mercancía si trabaja en un restaurante y entraría en el espacio del MPC.

La concepción marxiana de que toda riqueza es mercancía implica, dándole la vuelta, que toda mercancía es riqueza, lo que, a su vez, conduce a la idea de valor frente a valor de cambio. No hay valor sin precio, de modo que, aunque puede haber valor de uso sin valor, no puede haber valor sin valor de uso, porque todo valor, esa especie de substrato esencial del precio, requiere una demanda que, directa o indirectamente, surge de la utilidad para alguien de lo demandado.

¿Qué entidades tienen precio en el Mercado? Intuitivamente, aparecen tres tipos, los bienes y servicios producidos (B/S), el dinero y los préstamos (o deudas, según el punto de vista). Según el criterio del precio, que me parece el más preciso, los tres tipos son, entonces, mercancías. Sin embargo, el lenguaje ordinario, incluso en Marx, el término ‘mercancía’ suele reservarse a los B/S. Esto no crea ningún problema teórico, aunque puede ser motivo de confusión y requerir explicaciones adicionales. Lo importante es distinguir unos tipos de otros. El atributo diferenciador que me parece más preciso en el marco de una teoría del MPC es el de la valoración, o, lo que viene a ser lo mismo, la constitución del precio. Los B/S que denominaré a partir de ahora ‘mercancías’ sin más, se valoran por una combinación de su precio de producción -llaméselo costos laborales y de capital o valor de la fuerza de trabajo pasada y presente – y las condiciones de oferta/demanda (O/D), siendo el primero elemento lo fundamental y el segundo, un factor de variación circunstancial no muy grande que oscila en torno al precio de producción*. Que no todo B/S, todo valor de uso, tiene valor se entiende perfectamente con la paradoja que planteó Pigou. La historia es totalmente sexista, pero en los años 1920 habría sido difícil que Mr. Pigou hubiera tenido constancia de eso. Más o menos, viene a contar que un
 señor tiene a su servicio una mujer que limpia su casa, a la que paga, pongamos, 1000 € al mes. Está dada de alta en la Seguridad Social, paga su IRPF, etc., por lo que sus ingresos, correspondientes al valor añadido, computan en el PIB. Surge la chispa y el señor y la señora se casan. Automáticamente, la mujer pasa a ser señora de la casa, pero no por eso deja sus tareas domésticas. La actividad que realiza sigue siendo, pues la misma, la utilidad que produce o el tiempo de trabajo consumido es el mismo, pero como no recibe sueldo está fuera del PIB. Resulta que el amor ha contribuido negativamente a la riqueza de la nación. Esto no es exactamente así, porque seguramente el dinero que el señor  no gasta en la asistenta lo gastará en otra cosa, que redundará en ingresos para otro, pero eso no tiene importancia aquí, lo que se trata de entender que un mismo servicio en un caso tiene precio y es una mercancía y, tras la boda, deja de apreciarse y, por tanto, de considerarse mercancía.

Por su parte la deuda/préstamo no tiene precio de producción, su valor-precio viene fijado exclusivamente por la O/D. Tópicamente, se considera que el precio de un préstamo es la remuneración por el adelanto de una mercancía o de dinero. Por comodidad expositiva, me referiré solo al préstamo de dinero. A veces se malinterpretan los conceptos y se afirma que el interés de un préstamo es el precio del dinero. No, el el precio del servicio de préstamo, es la retribución al prestamista por el riesgo y por la renuncia momentánea al gasto, por ‘su frugalidad’. Esto explica que el precio de ese servicio**, la tasa de interés, sea proporcional al dinero prestado y a la duración del préstamo, puesto que cuanto más dinero y por más tiempo se presta, mayor es el riesgo y la abstención del gasto. 


Finalmente, el dinero. Antes de continuar, debo aclarar que me voy a referir al dinero actual, el que surgió, no tanto del incumplimiento como de la imposibilidad de cumplir los acuerdos de Bretton Woods; aludo, claro, a la declaración de inconvertibilidad del dólar en 1971. Es decir, dinero, aquí, es siempre dinero fiat, creado por el Estado. También aclaro que sigo, en su parte descriptiva y explicativa, la Teoría Monetaria Moderna (TMM). Asím el dinero no tiene precio***, el dinero es el precio, es quien da precio a las demás mercancías y a los préstamos; por tanto el precio del dinero viene dado por el resto de entidades mercantiles. Por ello, aunque sea útil heurísticamente, es erróneo afirmar, por ejemplo, que la inflación baja el precio del dinero. La inflación sube el precio, en promedio, de todas las mercancías. 


La denominación que me parece más perspicua para todos los miembros de estos tres tipos de ‘bienes económicos’ o ‘entes con valor’, siempre en el marco económico mercantil-capitalista es la de ‘activos’. La homologación de nombres y conceptos sería la siguiente:

- Activos reales. Se corresponden con las mercancías clásicas, los B/S. Tienen un valor propio, cuya naturaleza es explicada de modos diversos por las distintas teorías del valor.

- Activos financieros estándar. Designan los préstamo, los títulos de compromiso de pagos futuros asumidos por otro. Un activo financiero, siempre está asociado con un pasivo de ese otro, el deudor.

- Activos financieros netos. Es el dinero fiat. Son netos, porque no tienen pasivo (a no ser que se considere al Estado como su deudor, lo que me parece muy cogido por los pelos). Su precio lo establece el Estado al atribuirle ‘valor’ nominal, totalmente arbitrario.

*No entro aquí en los dos grandes teorías del valor, la objetivista del valor-trabajo y la subjetivista de la utilidad. En otro texto trataré de mostrar que ambas son bastante más parecidas, al menos en la práctica, de lo que suele creerse.

**No se confunda el servicio, por llamarlo de algún modo, de prestar dinero a los servicios necesarios para crear la infraestructura institucional para hacer posible los préstamos: bancos, notarios, etc.

***El objeto material que soporta la función dinero tiene un precio de producción, pero es despreciable en relación con el nominal, lo que sería el precio del dinero (los mercancías o deuda que pueden comprarse con él).


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