jueves, 7 de julio de 2016


                                                                Texto en PDF                                                                

Tampoco salen las ideas


La única posibilidad de un gobierno sin el PP en esta legislatura sería aquel que saliera de algún tipo de acuerdo entre PSOE, UP y C's, que, no hay alternativa posible, llevaría a Pedro Sanchez a la Moncloa. Para la investidura de ese gobierno, PSOE y UP tendrían que votar a favor, y C's podría abstenerse, a no ser que los nacionalistas votaran en contra, en cuyo caso C'S tendría que votar a favor. Sea como fuere, C's absteniéndose o votando a favor permitiría el gobierno del PSOE.

Dejemos ya la tediosas aritmética. Sería lícito pensar: “si en la pasada legislatura casi se llega a tal acuerdo, ¿por que no repetirlo, con éxito ahora?, máxime cuando Podemos va a pasar de la guerra de movimientos a la de posiciones, con lo que se mostrará mucho más 'razonable que la pasada primavera”. Sería – condicional – lícito, si fuese cierta la versión de los hechos que ha difundido el PSOE con extrema pesadez, y que tan bien le ha ido como elemento central de su argumentario en la campaña electoral. Ese acuerdo nunca fue viable, fue tan sólo un elemento propagandístico de precampaña. El pacto entre PSOE y Podemos, recuérdese, lo fue sobre un programa, no se trató de un acuerdo de gobierno de coalición – como después pretendió Iglesias, autoasignándose la vicepresidencia – . Los planteamientos de los firmantes eran disímiles y difícilmente avenibles. Por parte del PSOE había un desesperado intento de supervivencia política de Sánchez, sabedor de que si no era capaz de formar un gobierno o, al menos, de marear la perdiz, ganar tiempo, y salir aceptablemente indemne de cara a nuevas elecciones se le echaría encima todo el aparato del partido. De hecho, si tal cosa no sucedió, no fue por la habilidad de Sánchez sino por las dudas y falta de coraje del núcleo duro Díaz-González. En cualquier caso, este núcleo limitaba, como veremos, la libertad de movimientos de Sánchez, un político a la page, carente de ideas, de principios y de escrúpulos y sobrado de ambición.

En cuanto a C's, su intención, que Rivera no ocultó en ningún momento, fue hacer un primer movimiento hacia la meta de una grosse koalition a tres bandas, en la que imagino que él creía poderse atribuir un rol de centralidad, de bisagra entre PSOE y PP, con un poder muy por encima de su número de escaños. Con o sin referendum de autodeterminación asumido por Podemos, C's jamás habría propiciado un gobierno, no ya en el que estuviera Podemos, sino incluso meramente permitido por éstos con su abstención. A Ciudadanos no le pusieron piso los grandes poderes económicos para que hiciera eso, y Rivera lo tiene muy claro. Por otro lado, Podemos, y no seré yo quien se lo reproche, fue también de farol, sabiendo que su propuesta era imposible de aceptar por los jefes de Sánchez, lo que debilitaría a éste en lo que era su objetivo semiinconfeso: repetición de elecciones y sorpasso.

Con unos resultados bastante parecidos al 20D el panorama que se abre tras el 20J no debería variar mucho. Sin embargo, hay un hecho distintivo y fundamental. Hay que tener un gobierno operativo, no provisional y sometido a un nuevo proceso electoral, para después del verano. No se pueden repetir las elecciones en noviembre o diciembre, que sería la fecha marcada por los plazos legales. La CE y el BCE permitieron, y probablemente pactaron con el PP, una relajación del control fiscal de cara a las elecciones; el gobierno, con su proverbial ineptitud, lo hizo todo mal menos la propaganda (aunque engañar a los españoles es como pegar a un bebé) y el déficit ha crecido muy por encima de lo acordado. El Estado se enfrenta en septiembre a una multa por incumplimiento de objetivos que puede llegar a dos mil millones de euros y, lo más grave, a un plan adicional de ajuste inmediato que rondará los ocho millones de disminución de gasto en año y medio. Como dijo Nancy Pelosi al 'caer' Wall Street en 2008, “the party´s over”, y, si hasta ahora esto ha sido un guateque … Hace falta, ya mismo, un gobierno fuerte y fiable para los próximos años que sea capaz de tomar medidas muy duras y aguantar la presión de la calle. Y esto no lo deciden las comisiones de negociación de los partidos, esos muchachos risueños con sus cuadernitos en la mano que entran y salen de salones rococó; esto son consideraciones estratégicas de poderes que están muy por encima de nuestras Cortes y sus leones de piedra. En ese gobierno ha de estar el PP y, dentro, o fuera pero apoyándole con una seudooposición de boquilla, el PSOE. Algunos aseveran que eso será su suicidio; error: el suicidio es un acto libre. C's podrá pillar alguna migaja, aunque para tener relevancia real habrá de esperar bastante, más o menos como Vladimiro y Estragón. Por supuesto, Podemos vetado hasta que aparezca otra 'ventana de oportunidad' y se hayan ganado la confianza de aquellos cuya confianza hay que ganar.

Ójala me equivoque en todo.




En la próxima entrega, cambiaré de enfoque y me mojaré un poco más. Para ello examinaré los artículos de Vicenç Navarro y Antonio Gutierrez que citaba en el post anterior y pondré en cuestión aquello de que la gente ha votado para echar al PP, no tanto porque sea inverificable y producto de una inducción abusiva (yo y tres que conozco piensan tal, luego todos piensan tal tal), sino por que se inserta en discursos que devuelven a una lógica política, digamos, pre15M.

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