miércoles, 1 de octubre de 2025

 

Marx,  y cualquiera que entienda dialécticamente el materialismo histórico, sabe que la historía nunca se repite. Se cita (mal) el '18 Brumario de Luis Bonaparte' , donde el de Tréveris diríasupuestamente lo contrario. Pero, al igual que Hegel, sólo se refería a hechos concretos y personajes que "aparecen, como si dijéramos, dos veces". Es decir, que es como si dijéramos algo de una apariencia. No se repiten, pero tienen algo en común (y otras rasgos muy diferentes). Ahora, se ha puesto de moda decir que la historia no se repite, pero rima; no deja de ser una gracieta en la que la teoría es sustituida por la ocurrencia. Muy propio de nuestro tiempo, esa visión tan trivial del postmodernismo que no ha leído a Foucault, Butler o Said. 

Lo que sí se repite, por supuesto, son formás de actuar en el marco de la hegemonía del momento. Así, esto que se está viendo con la propuesta de 'paz' de Trump, se ha producido mil veces, mutatis mutandis: un chantaje que toma la forma de un acuerdo donde lo que se plantea como armisticio es realmente una capitulación. Y el establishment occidental, todos sus políticos y sus media se lanzan apresurademente a disfrazar esa capitulación, el rey esta vestido con los más lujosos ropajes; si le ves desnudo, es porque eres un extremista, o un terrorista, o un lunático. O peor, un radical.

Analícemos brevemente el texto de Trump y Netanyahu (que, por cierto, éste interpreta 'a su manera').

Previo a los puntos de acuerdo, debo señalar la mayor: tal acuerdo es entre Netanyahu y Trump, es decir entre una parte del conflicto y una archiparte que se situa como regidora de las dos partes, la presente y la ausente; no entre las partes enfrentadas. El documento emanado de ese acuerdo se presenta, despues, a la otra parte a manera de trágala: tú aquí no discutes nada, ni tan siquiera matizas tal o cual punto, tú lo tomas como un contrato que te compromete o, si no lo haces, te aniquilamos. No hay pacto alguno entre partes, solo imposiciones que surgen de una derrota. 

El 'pacto', que no es tal sino un ultimatum, se va a llevar a cabo con unas consecuencias bélicas y geopolíticas trascendentales, pero como dije, tiene también una componente ideológica en absoluto menor. Se trata de remachar el relato sionista del 'conflicto' -por favor no llamadlo genocidio, ni masacre, ni limpieza etnica colonial- de modo que permita justificar un exterminio con el argumento de la falta de realismo y sensatez de los palestinos. Así, según los puntos 4 y 5, la resistencia gazatí tiene 'rehenes' e Israel, 'prisioneros'. No parece sostenerse aquí que lo que hay es una 'guerra', pero se insiste en llamarlo 'guerra Israel-Hamás', ¿una guerra entre un Estado y un grupo terrorista (segun los sionistas? No hay mucho rigor en ello, pero 'guerra' suena mejor que 'matanza en masa', es como más simétrico, y, al fin y al cabo, la terea de los media occidentales es hacer comulgar con ruedas de molino, como si fuera la opinión pública, a unas poblaciones sometidas e indefensas. Hay que vender que Israel tiene, siempre ha tenido, razón y que, por tanto, el plan es justo y, más aun, generoso con Gaza.

Los puntos 10, 'Plan económico centrado en la inversión extranjera' y 11, 'Zona económica especial', teniendo en cuenta quien prevé el propio texto que gobierne la Franja, dejan la algombra extendida para poner en marcha el sueño humedo de Trump de hacer de Gaza una zona de hoteles y resorts para millonarios.

En todo caso, los puntos anteriores van a ser implementados por quien tenga el poder, de modo que tanto pueden da lugar a un realidad como a su contraria. Lo que plantea el 'Pacto'  es, ante todo, una cuestión de poder sobre Gaza en particular y sobre las pretensiones de palestionos e israelíes en general. ¿A quien va dirigido el 'pacto?, ¿quien tendría que firmarlo (ademas de Netanyahu, que lo hace suyo al tiempo que afirma que se pasa el punto19, 'Futura creación de un Estado palestino', por la entrepierna. El destinatario es Hamás, a no ser que, ante una negativa de esta organización, se sublevara la población de Gaza y los destituyera. Muy poco probable, y no por falta de quintacolumnistas palestinos pagados por Israel.

La propuesta a Hamas es un mero vae victis. Sencillamente, debe desaparecer y entregar Gaza a una extraña administración tecnocrática supervisda por un no menos extraño Consejo de Paz, presidido por Trump y con ¡Tony Blair! de segunda espada. A cambio, de su autodisolución, la entrega de aemas y la destrucción de sus infraestructuras, Hamás se beneficiaía de una amnistía para sus miembros en la que yo, dada la catadura de los proponentes nn confiaría mucho. Aunque no queda claro, se supone que los ex militantes de Hamás no podrán participar, y menos aún colectivamente, reducidos así a un ostracismo infinito. 

En lo que se refiere al pueblo de la Franja de Gaza -dando por sentado que su movimiento de resistencia se halla dirigido por Hamás, con la, cuando menos aparente, aquiescencia de los gazatíes - el gran beneficio de la pax trumpiana es, claro, que dejam de asesinarlos durante un tiempo, que, por el momento, podrán comer y beber; y dormir sin la angustia de saber que quizá esa noche sea la última. No es poco, precisamente, y a ello debe achacarse que Hamás no haya respondido de inmediato con una negativa rotunda. Es más que un chantaje, es un 'quieto o te mato', pero así son los hechos. Más pronto que tarde, si se acepta el plan, el Estado sionista continuará con su objetivo estratégico, la limpieza de árabes del Eretz Israel. La accion conjunta de las FDI y ese fantasmal Consejo de Paz, con la colaboración impagable pero pagada de Al Fatah, ese ente de cipayos corruptos de colonislismo, conseguirán, o intentarán conseguir, el abandono de la mayor parte de la población de Gaza -y despues viene Cisjorfania-, arrojados por sus condiciones de vida a Líbano o Egipto, Estados que son fieles sirvientes de USA-Israel; en Gaza quedarán sólo los árabes -ya no palestinos- necesarios para limpiar los lujosos hoteles de la zona y servir bebidas en las cafeterías,

Aunque la presión es fortísima, no creo que Hamás firme esta paz, y, si lo hace, provocará, supongo, una escisión interna de muy difícil control. Ahora es el momento en que la movilización mundial, que costó poner en marcha pero que ya ha conseguido una muy relevante extensión y velocidad, de un paso adelante y se enfrente a sus gobiernos y al imperialismo de USA que, cuanto mayor es su decadencia, más amenaza la precarísima paz mundia; con todas la armas que posee, con la desobediencia civil y la violencia contra las cosas. No es baladí lo que está en juego: la consecución, 77 años después, del tproyecto colonial sionista.


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