040125.
Cuando leí el aforismo, hace muchos, muchos años, me impresionó intensamente. Fue un conocimiento fundamental de mi atmán, de la ficción de un 'yo mío'. Antes había leído El Hombre Rebelde y apuntaba maneras, pese a mi subordinación sin fisuras durante años al canon (mal) marxista. El rechazo de ese cruel meapilas que fue Claudel contribuyó a mi aversión y desprecio hacia todas las religiones con dios; no aplicable por igual a todas ellas: tanto más abominación cuanto menos dioses (excepto cero, claro).
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