230125
No tengo intención alguna de escribir habitualmente sobre la política nacional. Es un asunto que me aburre y que carece de interés para mí. Los políticos del R78 son especialmente toscos y olvidables, hacen lo que tienen que hacer para mantener el status quo y, en general, oscilan entre la psicopatía y la cretinez. Y, por añadidura, el papel de España en el mundo y en la historia actuales es insignificante. Sin embargo, será porque vivo aquí, no puedo dejar de comentar ciertos hechos que denotan el bajísimo nivel de nuestra casta política tradiciona, algo que, desde luego, y en su caso, no me traería amigos progres.
Me jode coincidir con la prensa franquista (ABC), del PP (La Razón) o la fascista (El Mundo) pero debo concordar con ellos, eso sí sólo en pequeña parte; y desde un punto de vista muy diferente. Me tranquilizaré pensando que un reloj parado da bien la hora dos veces al día. Ayer, el gobierno del PSOE y algún apéndice pequeñito, tenía que revalidar tres decretos-ley en el Congreso. Uno, el que compatibiliza el trabajo con las pensiones por jubilación, que hace posible que la edad de jubilación alcance los setenta y dos años, fue aprobado con los votos del PP y del PSOE. Puro R78, nada que decir. Normal Otro fue la prórroga del impuesto extraordinario para las energéticas. La derecha, incluyendo PNV y Junts vota en contra y la prórroga se rechaza. Normal. En cambio, me interesa el tercer decreto ley, el ómnibus. Al igual que el anterior, es rechazado, pero esta vez el PNV vota a favor (con palacete de París incluido) y Junts sigue votando en contra. A partir de ahí comienza la campaña contra Junts del PSOE y la prensa afín, que no pequeña y tan manipuladora como la de derechas; un poco menos burda, en general, eso sí. El leit motiv de la demonización de Junts tiene dos patitas. Una de ellas es que ha votado lo mismo que PP y Vox. La segunda es que por su culpa, los pensionistas cobrarán menos a partir de febrero y los curritos tendrán que pagar más por el transporte público. Empezando por esto último. Lo de los decretos ómnibus -el cajón de sastre de decretos- podria estar muy bien, pero tiene más trampas que una película de chinos; como en este caso, donde se incluyen unas medidas populares para un muy amplio espectro de población, bajar precioo de transportes y subir pensiones. Lo que el gobierno debería haber hecho, si no tuviera como principal objetivo conservar las poltronas a cualquier precio, es segregar del ómnibus disposiciones como las dos citadas y someterlas individualmente a votación. Seguro que entonces Junts votaba a favor. Pero, por astucia política, era preferible forzar a Junts; si éstos votaban que sí al decreto, mostraban su debilidad, si votaban que no, eran cómplices de VOX. Nice try. Por otro lado, el gobierno puede aprobar un nuevo decreto ley específico y conseguir que, de facto, entre en vigor en unos pocos días el rechazado (y las pensones con efectos retroactivos). Junts ya ha dicho que lo votará positivamente.
Respecto a la prórroga, ya sabemos que Junts es un partido de derechas; apenas más que el PSOE, dicho sea de paso. Pero el hecho aquí es que, ante todo, es un partido independentista; o eso dicen ellos. ¿Que significa eso aquí? Que no consideran que, a diferencia de ERC, la persistencia del gobierno de Sánchez sea un objetivo prioritario, de modo que, dadas sus buenas perspectivas electorales, consideran que deben jugar a tope con el poder que le otorgan sus siete diputados. Aquí todo el mundo va de farol, así que, aparte de que Junts pueda estar más cerca del PP que del PSOE en algún asunto, como el de la prórroga, el hecho es que votar que sí al omnibus sería asegurarle al PSOE que no aapoyaría en ningún caso una medida que hiciera caer al gobierno actual. Se pongan como se pongan El País o Escolar, Junts tiene sus criterios, no los de ellos, carpetovetónicos hasta la médula.
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