sábado, 29 de marzo de 2025


290325


La problemática acerca del libro de Luisgé Martín sobre los dos terribles filicidios de José Bretón, las reacciones de la Fiscalía de menores de Barcelona, la recogida de hilo de Anagrama, que iba a poner ayer a la venta el libro y ya no lo hace, la posición de Ruth Ortiz, la madre de los niños asesinados y, en especial, las posiciones no sé si distintas o idénticas de los diversos feminismos en torno a las víctimas y la revictimización. Todo ello creo que es más que interesantes para entender nuestra época, su espíritu y sus actos. En este post, sólo un aspecto, marginal pero previo a esta caravana de asuntos controversiales (o que deberían serlo ante el impetuoso avance de lo mainstream).

Para casi todos los que desde los media progres la han tratado, la situación jurídico legal del libro es clara. Se reconoce, por supuesto, la libertad de expresión, se apunta que el derecho a ésta no es absoluto y se determina que, en este caso, hay un derecho que prevalece sobre aquel: el de la víctima; en concreto (aunque no creo que el término se halle incluido en el Código Penal), el derecho a no ser revictimizada. Bueno, creo que hay un equívoco que echa por tierra todas esas ‘reflexiones’. Nos hallamos, de facto, no ante un cuestionamiento de la libertad de expresión, sino ante una negación de la misma, algo que conocemos bien los que vivimos años en el franquismo: la censura previa. No puede haber libertad de expresión cuando no hay expresión. La jueza del caso intentó atajar, poner un poco de orden en este desaguisado, y ahora Anágrama, con su interesadísima cobardía, culmina el liberticidio.

El derecho al ejercicio de la libertad de expresión no admite matices en un Estado de Derecho democrático. Una persona puede escribir y hacer público -si tiene los medios para ello, claro, eso es ya otra historia- todo aquello que se le ocurra, hable de quien hable y de lo qué hable. Es evidente que hay una fase previa de autocensura, incluso de la existencia de lo inimaginable, pero nos estaríamos moviendo en el campo de la producción de cultura, que no es aquí nuestro tema, sino el legal. No obstante, recomiendo encarecidamente la lectura de ¿Qué es un autor?, de Foucault.

Es decir, si se respetase escrupulosamente la libertad de expresión, sólo ex post sería objetable. Y, por supuesto, esa objetabilidad tomaría la forma de un denuncia, querella, etc. por parte de la Fiscalia o de cualquier persona que se considerase perjudicada por el contenido de lo expuesto. No puede denunciarse aquello que no se ha leído, o han leído otros y nos lo han comunicado. Luisgé Martín es una persona y un escritor profesional, como persona es sujeto de derecho a la libertad de expresión -el Estado no tiene potestad legal para impedirle escribir lo que le apetezca-; como escritor, ejerce ese derecho. Tiene una idea, la desarrolla, y elabora un texto. Un texto que es conocido, entre otros, por el agente literario y la editorial, y que a nadie le ha parecido mal, o no tan mal como para denunciarlo. Obsérvese que todos los citados pueden denunciar el libro porque, aunque no esté publicado, tienen derecho a leerlo, lo han leído y piensan que contiene elementos delictivos. No es el caso que nos ocupa. NOTA1.

Ahora es cuando comienza el esperpento. Resulta que Ruth Ortiz, la madre de los niños asesinados, se ‘entera’ de que el libro de Martín habla sobre ella y envía un burofax a Anagrama instándola a que pare su salida ,puesto que es ‘ilegal’. Además, lo pone en conocimiento, supongo, de la prensa y la Fiscalia de menores de Barcelona, sede de Anagrama, toma conocimiento del hecho y hace una petición al juzgado correspondiente para que obligue a paralizar cautelarmente la publicación.

No soy abogado, pero considero, como dije arriba, que el texto de un escrito es propiedad privada de su autor y/o editorial hasta que no se hace público y se pone a la venta. Por tanto, si alguien lo ha leido e informa a Ruth Ortiz de que es tacada injustificadamente, ese alguien ha cometido un ilícito y Ruth Martín -evidentemente, los abogados de la infortunada señora- algo similar, al enviar el burofax. La conducta de la Fiscalia de menores es cualquier cosa menos escerupulosa, puro populismo punitivo. Sin conocer el texto, y basándose en un par de artículos de prensa escritos por plumillas, que tampoco deberían conocerlo, hace una petición sin complejos de censor franquista a la juez, Está, por supuesto, la desestima y la fiscalía presenta um recurso, también con medidas cautelares, para salir en los papeles. “Nosotros defendemos más que nadie a los menores, oiga”.

En mi opinión la legalidad en un Estado liberal-democrático de Derecho, sería, en primer lugar, que el libro se ponga a la venta, e inmediatamente, si es el caso, la Fiscalia de menores interponga, en base al contenido del texto, una denuncia contra el autor/distribuidora por intromisión dolosa en la intimidad de los chavalines muertos y Ruth Ortiz, una querella por lo que se cuente de ella misma y de sus hijos. De éstos, no se me ocurre qué malo o indiscreto podrá decirse, pero en fin, De la madre sí es probable que haya falsedades y ella tiene todo el derecho del mundo, además de querellarse, de pedir la cautelar de secuestro de la edición no vendida. La jueza, que seguro que para rntonces habrá leído muy bien el libro, resolverá.

A todo esto, Anagrama, tan progre ella, después de haber respondido, dese su perspectiva, adecuadamente: "Reafirmamos nuestro compromiso con la libertad de expresión”, ahora se marca unaa espantada y aplaza sin fecha, creo, el lanzamiento del libro. No es buen momento comercial, la polémica en los media con su cuasi consenso inquisitorial, el rechazo de libreriás y compradores. “¿Cómo se puede hacer eso a una madre-víctima?”, aconseja dejarlo para mejores momentos. Para cuando la justicia falle, si es que falla (a favor, claro), y la cosa esté mas tranquila. Muy propio de adalides de la libertad. Desastre absoluto del que únicamente se salva la jueza.

Próximamente, ya fuera del ámbito legal, trataré de analizar qué pasa con el sentido común de nuestro tiempo, conn su zeitgeist, centrándome en el amplio territorio político del feminismo con sus víctimas y susrevictimizaciones.



NOTA1.
Rozo aquí uno de los elementos fundamentales del Derecho y las libertades, de la democracia, dentro de este proceso hacia el totalitarismo que vivimos en lo que antes fueron regímenes demoliberales. Me refiero a la praxis policial-judicial preventiva, al Derecho penal de autor (o de enemigo) y al Derecho penal simbólico-punitivista. No es éste el lugar para examinar asuntos tan complejos y tan argumentariados por la cultura reaccionara que se va imponiendo. Pero no deja de ser un episodio más del 'road to serfdom', por copiar el título de panfleto de von Hayek, lo único que me gusta (el título) de ese siniestro lunático.



PS. or cierto, ya que es de máxima actualidad. He hojeado la argumentación del Tribunal de Justicia de Cataluña, que absuelve a Dani Alves. Está muy bien, en cuanto que es muy garantista, pero creo que se han pasado de frenada. El Tribunal Supremo (¡horror!, Marchena y Llarena) va a tener qué hilar muy fino. Fuera de lo jurídico, no tengo la menor duda de que Dani Alves, es un violador sub specie histórica.



viernes, 28 de marzo de 2025


 280325



Atención. Minuto y resultado en Ottawa. El primer ministro de Canadá, Mark Carney -aunque lo sea en funciones, los paises anglosajones son muy estrictos en distinguir la política de Estado, o sea, que es algo serio- ha declarado que “La vieja relación que teníamos con Estados Unidos basada en la profundización de la integración de nuestras economías, seguridad y cooperación militar se ha acabado”. Poca broma. La imposición de aranceles y las bravatas de Trump sobre anexionar Canadá como 51 estado de USA, un farol, sí,  pero con eso no se juega, han llevado a la ruptura o semiruptura de una relación fraterna de dos siglos entre Estados fronterizos. Es probable que en los próximos días Trump recoja hilo, pero no nos engañemos, sabe perfectamente lo que dice y, sobre todo, su performatividad.

No deja de ser gracioso el papel de Gran Bretaña. Canadá es un miembro de la Commonwealth, y por mucho que ésta sea cada vez más formal y menos real, los lazos de todo tipo entre Canadá y GB son enormes. Nada que ver con la UE y Dinamarca. GB ha sido desde la IIGM un lacayo, apenas un apéndice de la política exterior norteamericana, y me consta que entre sus respectivos deep states hay una muy íntima relación (nada que ver con la habitual entre Estados). Por su parte, Starmer uno de los premiers más mediocres y miserables de GB, y no es fácil conseguir ese mérito, juega a los soldaditos con Macron, frente a Putin y con el disgusto de Trump (que sólo llamo a Europa, en concreto a los países de la Otan, a ‘rearmarse; nada más). A gastar más en armamento, no a tener una (improbable) 'autonomía estratégica'.  

Es una obviedad que nada es como antes y que el reposicionamiento general es complejo e impreciso … y que no rompe con el devenir histórico, aunque sí con el statu quo. Pero vamos, que no dejan de ser un pequeño shock las declaraciones de Carney.


jueves, 27 de marzo de 2025

 

270325


Son muy comprensibles los esfuerzos de Podemos por crear y capitalizar un clima político y popular más o menos similar a aquel que hace veinte años llenó las calles de las ciudades españolas de una masa nunca antes vista que gritaba ‘No a la guerra’. La guerra en cuestión era la invasión de Irak por las tropas norteamericanas y británicas, con la aquiescencia innecesaria y grotesca del gobierno español. 

Pero poco tienen que ver ambos hechos, uno pretérito y otro por venir. La gran movilización de principios de siglo tuvo un carácter, digamos, altruista, filantrópico. Se protestaba desde dos registros morales, contra la guerra en sí, como forma de resolver conflictos, y, al tiempo, contra una guerra concreta, colonial y fundada sobre una gran mentira (las armas nucleares de Irak). Bueno, en España se agregaba el rechazo a la la oceánica ridiculez de Aznar. Ninguna bomba iba a caer en territorio español, a modo de efecto colateral de la guerra. (ahí se puede establecer un matiz, la masacre del 11M, pero debe desecharse porque cuando se produjeron la grandes manifestaciones, ni se había producido, ni se esperaba, el atentado terrorista de Madrid). 

En resumen, había indignación, pero no miedo. Ahora, Podemos pretende darle la vuelta a esa vis motivadora y basar la oposición a la guerra en el miedo, en el temor a que el Estado Español se vea involucrado en un guerra. No abstracta, que también (y eso está muy bien), sino una  guerra contra la Rusia e Putin que, con mayor o menor explicitud, sugiere la UE para justificar el pan de rearme. Que si caerá un misil en Albacete, que si movilizaran y devolverán en ataudes nuestros hijos y nietos, etc,

Pues bien, niego la mayor. Lo que hay que intentar es, precisamente,un movimiento como el de entonces; fundado en la indignación y no en el miedo. Porque, ¿cuál es el auténtico paralelismo entre ayer y hoy? Una mentira, una mentira como la copa de un pino. Frente a "Irak tiene armas de destrucción masiva" , ahora se dice "Putin tiene intenciones de conquistar Europa, cuando tome Ucrania, invadirá Polonia, o Estonia, o lo que sea". Nada de esto va a suceder. La cosa es tan simple como que Europa sigue obedeciendo fielmente a USA. Trump cree, con o sin razón, no entro en eso, que la política neocon de principios de siglo, una política unipolar a corto plazo, está obsoleta, en buena medida por el espectacular desarrollo de China en este cuarto de siglo. Trump quiere desembarazarse de la OTAN lo antes posible- y, a medio plazo, acabar con la UE, relacionándose uno por uno, y en una posición de poder semicolonial, claro, con cada Estado ubicado en Europa. Y si puede incluir, aun parcialmente a Rusia, mejor. El enemigo, y más para un tipo con mentalidad de tendero (Trump) es China. 

Europa ya solo vende una libertad y una democracia de las que carece y que, ademas, no quiere nadie. Bueno, la quedan unos cuantos euros y Trump le dice a la lúcida van der Leyen y comparsa: “USA ya no garantiza vuestra seguridad, así que armaos”. La UE obedece, pone pucheritos y lanza el ‘plan Rearme’. Sin renunciar al neoliberalismo, por supuesto, lo complementa con un neokeynesianismo militar. De cómo puede suponer el hundimiento de las economías europeas el plan de los 800.000 millones escribiré en un próximo post. En todo caso, ¡que contentos se van a poner Lockheed o Boeing! Y si el asunto de los aranceles le sale bien a Trump, lo mismo vemos más pronto que tarde a Leonardo en Kansas y aNaval en Kentucky.

En resumidas cuentas, que 

               


No es la guerra, es el Capitalismo, amigos.


PS1. El que no corre no mama. Ya mismo, hoy, 28 de marzo, el diario español protofascista, parafascista, semifascista, el Mundo lloriquea porque "La falta de inversión deja los cuarteles sin alimentos", y, por supuesto, su corolario, hay que gastar más en el condumio militar. El EMAD, tan contento. Nada qué ver con el supuesto ejército europeo. La esencia del plan de rearme: más cañones y menos margarina; con mayor precisión, en este caso, más margarina para quienes disparan los cañones y menos para los demás.

 

martes, 25 de marzo de 2025

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De diferentes diarios: “Bruselas pide que los hogares europeos almacenen suministros de emergencia por si llega una crisis climática o una guerra”. Qué avispada es 'Bruselas'. Negacionista de facto, sólo había incorporado el cambio climático para justificar sus ‘políticas económicas verdes’, no otra cosa que una vía alternativa para impulsar la acumulación de capital, y su concentración en manos de los de siempre. Ahora lo utiliza también para promocionar la cultura de guerra (de la guerra que está en su cabecita y que asimismo conduce, sorpresa, a un nuevo ciclo de acumulación de capital; ese que Michael Roberts llama ‘keynesianismo militar’).
El cambio climático es un poco como la versión simplista del la tesis del gato de Schrödinger; está, simultaneamente, muerto, es decir, no existe, y vivo, existe, y por añadidura, más que un gato es un cerdo: de él todo se aprovecha.


lunes, 24 de marzo de 2025


240325

Los líderes de los países de la UE parecen radicalmente incapces de analizar la, reconozcamos, compleja sitauación de Europa en un mundo global permanentemente en cambio; su inepcia política les lleva a dispararse de continuo balas en el propio pie. Ahora, ‘el plan rearme’. De la insólita insensatez que lo conforma aludiré sólo ahora a un aspecto. La extrema derecha que avanza en Europa y que arrojará a todos esos tipos -quizas con la excepción de los más derechistas que se adapten a ellos- al basurero de la historia, estará dando palmas con las orejas, es la principal beneficiada del plan. Por un lado, la demagogia baratísima que tan bien manejan los fascistas: los dineros del rearme se deducirán, de una u otra manera, del gasto social.

Pero hay otro hecho quizás aún más relevante. Estos tipejos ultras, todo lo que sea gastar en armas y promover la militarización de la sociedad les pone. Pero no sólo eso; el plan de rearme trata, por lo menos en teoría, de construir un ejército europeo que sea capaz de oponerse a las (supuestas) ansias expansionistas de Rusia, comenzando por llevar tropas a Ucrania que podrían sostener cualquier tregua o tratado de paz,o, ya puestos, ganar la guerra, como sostienen mermados del tipo de Tusk o de Kallas, e imponer la pax zelenskyana. Crear un ejército europeo, pues; ni siquiera desarrollar la coordinación de los 27 ejércitos nacionales. Teniendo en cuenta que en todos los países los elementos más ultranacionalistas se encuentran entre los altos mandos de las fuerzas armadas, caldo de cultivo de la extrema derecha, no es arbitratio sospechar que esos generalotes tan patriotas consideraran cualquier intento de quitarles competencias en aras de un ente superior a ellos como un delito de alta traición. ¿Qué es eso de meclar el glorioso ejército español con el imbarible ejército francés, con el heroico ejército danés, etc.? Nada que ver con la OTAN en tiempos de paz, donde sí que se aceptaba alguna jerarquía -primum inter pares- del ejército norteamericano. En resumidas cuentas, pese a chanchullos y corruptelas que lo beneficien, el malestar militar aumentará con el plan de rearme. A mayor gloria e impulso de los populistas europeos de derechas. Ah, y de Tump.


martes, 18 de marzo de 2025


180325


Las FDI han asesinado ayer a más de 340 palestinos. ¿A quién le importa? A nadie de aquellos que, al menos, rozan milimétricamente el Poder. Supongo que para Netanyahu representa un buen momento táctico una vez que se vio obligado por Trump a una ‘tregua’ que mejoraría la imagen de éste. El destino más probable de Gaza es, una vez limpiada de palestinos, el resort que anunció Trump. Cualquier cosa, en estos tiempos de hybris desatada. Es evidente que el presidente yanqui (aunque es, más bien, confederado) delega en Netanyahu su estrategia en el Oriente Medio; el Estado sionista será allá el hegemón, sin importar la ayuda material que precise de USA y dando por sentado su permiso para cualquier tipo de atrocidad.

Los calificativos se acaban, la ética y la estética, esas aguas cristalinas de occidente se han trocado en flúidos fétidos y deletéreos. Ni siquiera la Europa de los años treinta registró tamaña ignominia. Entonces, las dignas poblaciones miraban hacia otro lado, no querían saber lo que estaba pasando en Auschwitz, en Dresde o en Hiroshima. Se hacían las tontas. Ahora, son directamente tontas. Saben perfectamente lo que pasa en Gaza, o en el Sahel, y se la suda. O, peor,son incapaces de ver otra cosa que no se vuelva, automáticamente, espectáculo. Incluso el espectáculo de ellos mismos. Creo, no obstante, que pese a una cultura emponzoñada y emponzoñante, un aluvión imparable de emociones que envenenan discursos y discursos que envenenan emociones, hay buena gente y gente crítica, y que eso abre, por mínima que sea, la posibilidad de salvación. Pero, ¿donde están?



Discúlpeseme. Esto está escrito con un muy agudo dolor de cintura. En cualquier caso, y sin no atisbar ya su sentido, siempre con los damnés de la terre.


miércoles, 12 de marzo de 2025


120325


Continúa.

Vuelvo con Podemos. Cuando surgió Podemos, allá a primeros de 2014, me ilusioné bastante. Bastante, no por completo porque sabía que la gente del Teatro del Barrio estaba tomando elementos del 15M, tanto como lo estaban manipulando, incluso traicionando. El arrinconamiento y salida obligada de los anticapis -con quienes discrepo y, al tiempo, tengo algunos lazos del pasado- a raíz de Villaverde II ya me llevó a un alejamiento que se convirtió en años luz cuando Podemos forzó su entrada en el gobierno del PSOE y con su posterior desempeño en él. Más tarde, fueron expulsados del ejecutivo, y, a la fuerza ahorcan, Iglesias se radicalizó, especialmente, en política internacional, porque en la estatal siguen teniendo un sesgo penosamente nacionalista español.

No obstante, veo La Base con frecuencia y suelo concordar en casi todo lo que cuentan; aunque también soy consciente de que una cosa es Canal Red, orientado a la guerra político-cultural, y otra el partido. Me consta que si Podemos tuviera la más mínima posibilidad de volver a establecer una coalición con Sanchez, rebajaría sustancialmente sus planteamientos actuales y tragaría la política psoera con carros y carretas; eso sí, en lugar de sonreír, como hace Yolanda, poniendo cara de enfado. Poco espero, pues, de Podemos, principalmente por esa veta de posibilismo que les empuja hacia un poder real del que solo serían una coartada inerte. Podemos debería darse cuenta que nunca va a participar ni mínimamente en el poder establecido, haga lo que haga y que, renunciando a sus tacticismos leninistoides debería situarse en el campo de un contrapoder tajante, sin impurezas, ya que hoy por hoy, y con la relación de fuerzas entre clases de todo tipo, cualquier concesión es neutralización, disolución.

Podemos no se vende porque nadie quiere comprarlo. Además, esta Sumar, la apoteosis del oportunismo y, no digamos, IU/PCE, un fantasma pequeñito. Podemos, Iglesias, pueden, al menos, hablar con franqueza, dirigiéndose en exclusiva a los dominados, y creo que lo hacen, Mi objeción, me limitaré aquí a dos aspectos, es que se quedan un poco cortos, en uno de ellos, y que no se refieren explícitamente al otro (quizá para no recibir más hostias todavía). El primero asunto es, ya lo mencioné en el post anterior, que Europa se esté preparando para la guerra. El argumenario es que algunos iluminados dirigentes de la UE y de países miembros realmente creen que hay un peligro imperialista ruso, un peligro de invasión de Europa por la Rusia de Putin,; mientras,e otros, cínicos, fingen creerlo. La evidencia histórica es clara. Fue la política ofensiva de la OTAN, cuando desapareció la URSS y el COMECON, quienes pretendieron prolongar la Guerra Fría, y, con ella, el sentido de la OTAN, expandiéndose hacia el este y desestabilizando Ucrania. La intención semioculta era la caída de Putin y la ruptura del territorio ruso en varias repúblicas amigables a USA,lo que permitiría  instalar bases y misiles en la frontera con China. El desencadenante sería hacer caer a Putin en la trampa de una guerra con Ucrania iniciada por él.  Es evidente que, tras el gobierno prooccidental de Ucrania y su intención de ingreso en la UE y la OTAN, Putin sentiría amenazado el propio ser de Rusia y atacaría a Ucrania.. La resistencia otan-ucraniana y las sanciones económicas harían el resto. La OTAN forzó la guerra, impidió la paz dos meses después, y, por fin,  algunas opiniones en su seno, llamando a intervenir directa y presencialmente en ella, pusieron al mundo del modo más irresponsable que quepa en cabeza alguna, en riesgo de guerra nuclear Rusia-USA.

El rearme de Europa no responde a una necesidad bélica defensiva. Trump sólo quiere dejar de proteger a Europa, mediante la OTAN actual, un innecesario centro de gastos para él. La USA de Trump ve la OTAN actual como un instrumento de parasitismo europeo,; el sólo dice que, si los europeos quieren defensa, que la paguen y que no se escondan detrás del primo de Zumosol. En todo caso, Podemos tiene razón: no Europa, España debe salir de la OTAN y las bases de USA deben dejar de ocupar territorio español. Y es que, en gran medida, el plan de rearme de los otanistas europeos no surge de una amenaza inexistente, sino de la propia orden de Trump. Al igual que fueron a la guerra de Ucrania conducido, en calidad de comparsas. por la USA de Biden y al igual que los ardores guerreros de algunos que fantasean con un ejército europeo que doblega a Putin y habrán de contemplar la paz inminente qnecesario ue USA le impone a Zelensky. No hay un plan de guerra, hay un plan de rearme sin pies ni cabeza que lo único que muestra es el desconcierto, o la necedad, de nuestos líderes.

Sí, entonces, a la recuperación podemita de ‘OTAN no, bases fuera’, pero siempre que conlleve un añadido, cque se condensa en otra consigna: ‘No a la UE’. Un partido realmente anticapitalista no puede seguir aplicando paños calientes a una gangrena. Desde el momento en que surgió la UE, y en cada paso que ha dado, todos hemos sabido que se trataba de la Europa del Capital, de la Europa de las élites capitalistas y de la institucionalización de una gubernamentalidad despótica compuesta por políticos profesionales al servicio de los BAU, desde la extrema derecha a la socialdemocracia (y otros supuestamente izquierdistas). Con la UE actual no puede hacerse nada que no sean políticas en contra de las clases sometidas . Iba a escribir,  'de los pueblos', pero un pueblo no es sino la suma de esas clases subalternas contra su dominación; en ese sentido, no hay pueblos en Europa de otro modo que en potencia. Menos aún hay un pueblo europeo, el cual, en todo caso, sería el resultado de la alianza de los pueblos virtuales: los Estados-Nación (o plurinacionales) en territorio europeo. Las asociaciones de sindicatos europeos, como la CES y los sindicatos estatales que la forman, por ejemplo CCOO y UGT, sí se insertan en una relación de clase fundamental, explotador-explotado, lo que ocurre es que son aparatos al servicio de la explotación capitalista, es decir son un instrumento en manos de los explotadores. Todos y todo en la UE impulsan la dominación en su seno y sus territorios.

No hay ahora posibilidad de estructurar desde abajo la emancipación de los dominados a nivel global o trasnacional. El altermundismo de los foros mundiales, de la batalla de Seattle, del ejemplo zapatista, no han prosperado y creo que no lo harán durante mucho tiempo. La única posibilidad, aun remota, es que la disidencia, la insurrección surja a nivel  de Estados o naciones y se vaya expandiendo. Como ya se planteaba con la revolución francesa o la comunista. Las probabilidades son mínimas, si no se quiere asumir la deserción de BIFO, y seguir luchando, Podemos, y otros, deberían asumir el ‘no a esta Europa’ (y, de momento, a ninguna), la salida del pueblo español de la UE, trabajar a muerte, incluyendo una kulturkampf sin concesiones, en una actividad interseccional, intentar transmitir un miedo no paralizador respecto al colapso climático.

Para no ser malinterpretado. Una cosa es señalar la ridiculez de un Putin invadiendo Francia y otra, no comprender que la inaccesibilidad y escasez de energías e inputs naturales y el incremento exponencial de fenómenos meteorológicos adversos no vayan a culminar en una no lejana guerra nuclear total. No queda apenas margen para componendas.

lunes, 10 de marzo de 2025


100325


Continúa.

Los líderes europeos son incapaces de entender, o de aceptar, que la UE, hoy, es un fracaso condenado a una muerte rápida o a una agonía lenta e interminable, dilema que decidirá USA. Esa carencia cognitiva para asumir su propia banalidad y prescindibilidad los mueve a huir de lo real y edificar bonitas narraciones sobre una Europa que emprende un camino de independencia en lo militar y en lo económico, una Europa unida que, llegado el tiempo, tendrá capacidad para enfrentarse en ambos ámbitos incluso a USA, si es necesario. Para ello debe disponer de un ejército que le sea disuasorio a Rusia, a China … y a USA. Un ejército que, ya mismo, fortalezca a Ucrania y frene las ambiciones imperiales del zar Putin de invadir Europa, con Ucrania como primera etapa. Y, por añadidura, una Europa que preserve en el mundo la libertad y la democracia acosadas por los Estados bárbaros. En ese entorno histórico, pura fantasía monomaníaca, se mueve el plan de rearme publicitado por von der Leyen, una huida hacia adelante sin pies ni cabeza, pero que tendrá profundas repercusiones biopolíticas, dañando profundamente la calidad de vida de los pueblos europeos.

Los famosos 800.000 millones de euros. Doy por sentado que esos 800.000M, que no son, ni de lejos 800.000M, como se verá, serán gastados por la burocracia de la UE y las burocracias de los Estados europeos, con una eficacia máxima para (sobre) enriquecer a ciertos ciudadanos y corporaciones -si yo invirtiera, gastaría buena parte de mi inexistente fortuna en comprar acciones de Indra, Airbus o, ¿por qué no? Lockheed Martin- y con una eficacia mínima para crear unas fuerzas armadas europeas sin deterioro para la soberanía de cada Estado. De esos 0,8B €, solamente 150.000M estan identificados; saldrán de una emisión de eurobonos de la UE, cuyo monto será repartido, no como subvención, sino como préstamos a los diversos Estados, supongo que en función de sus presupuestos de defensa y de lo que cada uno pida. El resto, 650.000M será responsabilidad de cada Estado, de modo que la UE se limitaría a aparcar una vez más el pacto de estabilidad y crecimiento, la famosa clausula de escape, permitiendo que los gastos en defensa aumenten en un 1,5% del PIB y queden fuera de los topes establecidos sin penalización alguna. Es decir, el déficit público quedará muy por encima del 3%.

¿Y? Aquí asoma el pensamiento mágico de los líderes europeos. El gasto público, y el déficit asociado, puede subir todos lo que se quiera, un 2% anual en armas y logística militar durante los próximos cinco años, o un 20% cada año, lo que se quiera, pero ¿cómo se paga? Suponiendo que el BCE, el emisor de moneda, no quiera hacerse el harakiri, se pagará, bien con más ingresos fiscales y menos gastos, bien recurriendo al crédito, o sea, más endeudamiento y mayores tipos de interés. El aumento de impuestos, dada la relación mundial de fuerzas, no se va a hacer gravando a las grandes corporaciones, ni al capital financiero ni a los muy ricos (recuérdese que, en la época de New Deal, Henry Ford pagaba al gobierno más del 80% de su renta). Si hay mayor peso impositivo, se centrará en las clases media y baja. La medida complementaria sería disminuir gastos recortando servicios sociales y acabando con lo que queda del Estado del bienestar. Por su parte, el recurso al crédito, exceptuando Alemania (que con su plan de gasto de 500.000 millones acordado por la CDU y el SPD en su programa de gobierno, principalmente para tener un ejército en condiciones, se apunta al club de los dispendiosos; debería escribir algún día sobre el fin del ordoliberalismo y la obsesión Weimar), es oportuno recordar a los grandes PIB de Europa: Francia con una deuda pública en 3023, 110% del PIB, Italia, 134%, España, 105%, Bélgica 104%, Portugal, 98%. ¿Se han constituído todos en una asamblea de majaras? No, a lo sumos estúpidos e ignorantes que sólo piensan en el muy corto plazo o en que se costearan indefinidamente los intereses con nuevos créditos, aumentando los principales hasta que se produzca ¿qué?, ¿el Gran Milagro? Aquí se aplica, corregido y aumentado aquello de Boulding: “El que crea que en un mundo finito, el crecimiento puede ser infinito o es un loco o es un economista” Probablemente, un economista loco. Pero la realidad no es, finalmente, eludible. Europa juega al rearme y, a la vez -dejando a un lado discursos para nadie de cretinos como Macron (el megalómano que se cree Napoleon y no le llega a la suela de los zapatos a De Gaulle)- sin desmarcarse para nada de USA de Trump, que, guste o no, es la que hay. Musk habla de que USA abandone la OTAN y a Europa le tiemblan las canillas. Terminando el cuadro, el malestar de trabajadores y pensionistas, que se vuelven hacia el fascismo porque en la izquierda no hay nada. Avanza el malestar, avanza el fascismo.
 
Para acabar, a la espera de novedades relevantes, hablaré un poco del Estado español. La única fuerza presente en el Parlamento que difiere explícitamente del relato para tarugos del mainstream comunitario es Podemos (dejando de lado los problemas de VOX y su Make Europe Great Again). Me pica la curiosidad ante la posición que van a adoptar ERC, Bildu y el BNG; hasta ahora han desarrollado una propaganda genérica contra la OTAN y la guerra de Ucrania, pero ahora van a tener que definirse con rotundidad si apoyan a Sánchez o se le oponen, y no me refiero sólo a votaciones específicas sobre el asunto, en las cuales el PSOE no les necesita porque contará con el respaldo del PP. Me refiero a cuado esté en juego el gobierno de Sánchez, si van a continuar con el posibilismo presente, 

Podemos es, pues, el único partido con el que coincido. En parte. Ellos hablan de que Europa ha pasado a ‘preparar la guerra’ y, en mi opinión, no hay ninguna guerra que preparar, a no ser que esa nueva UE armada se empeñe en ‘defender’ a Ucrania hasta situar a Rusia en un callejon sin más salida que las ojivas nucleares, o, llegado el caso, en atacar, no sé, preventivamente, a Rusia. Porque Rusia no tiene ningún interés, ni ni de cualquier otro tipo, en ‘conquistar Europa ni siquiera algún pais europeo cercano. Ciertamente, Rusia desea, ante todo, resolver el problema ucraniano, concretado en que Ucrania no entre en la OTAN actual, no haya tropas extranjeras en el territorio de Ucrania y se resuelva el problema de la numerosa y concentrada etnia rusa en el Donbass. A lo sumo, Rusia puede plantear alguna cuestión delicada con Finlandia, Estonia y Letonia, pertenecientes a la OTAN y fronterizas con Rusia; y, en el caso de las dos últimas, con una minoría considerable rusófona y un alto porcentaje de la población rusófobo. Nada que no se pueda resolver con tratados de reconocimiento de fronteras y renuncia a la agresión de una u otra parte. Además, creo que en el marco de la nueva relación entre USA y Rusia, si se impone su relato y su realidad, la OTAN, que fue un producto de la Guerra Fría, debe desaparecer, o reconvertirse por completo, y no mantenerse en el absurdo de que Rusia es lo mismo que la URSS; la ORAN debe dejar de ser el instrumento de USA, con Europa como siervo, para su geopolítica unipolar neocons, esa del 'Siglo Americano'.

No hay guerra para la que prepararse fuera de las alucinaciones de Kallas o Macron. Lo que hay es un plan de militarización que, además de suponer un impulso, con sus inversiones de 800.000M, 500.000M y similares, de acumulación y concentración de capital, de nuevas transferencias de los pobres a los ricos, tratará de imponer una cultura militarista y belicista, en la que el miedo a la guerra es producida por la creación de un imaginario social, no porque realmente exista. De lo que se trata, creo yo, es de desenmascarar la impostura de los nuevos guerreros. De oponerse al plan de rearme de la UE, construído sobre fakes. Europa no se prepara para la guerra, como dice Podemos. Europa se embarca en una política fantasmática en la que, y en eso concuerdo con Podemos, hará valer con todos sus media una cultura de guerra.


sábado, 8 de marzo de 2025

080325


Por vez primera no voy, no puedo ir, a la manifestación del 8 de marzo convocada por la comisión del mismo nombre. En estos tiempos aciagos, el feminismo está dividido, a primera vista. A mí, esta situación me recuerda la que se produjo a finales del siglo XIX y principios del XX entre la socialdemocracia y el socialismo revolucionario, o comunismo, división que se consumó en la segunda década del XX con la escisión basada en la actitud ante la IGM, apoyar al propio país en guerra o rechazar globalmente ésta. Hay un feminismo -que no movimiento feminista- institucionalizado y fijado en la cosmovisión socialdemócrata. Morirá, en breve, con él. Hay otro feminismo que hace suya la lucha contra toda dominación, contra la dominación global cohesionada por el capitalismo y sus agentes, es decir, abiertamente interseccional, en el que las feministas son, intrínsecamente, socialistas, y les socialistas, feministas, las feministas son antirracistas y les antirracistas, femiistas, las feministas son antifeministas y les antibelicistas, feministas, etc. Y, dentro de ese universo de dominación, las feministas son el movimiento más poderoso, por su número y por su vitalidad. Sólo con ellas, codirigiendo esa amplia movilización de oprimidos, hoy más potencial que factual, conseguiremos salvar el mundo acabando con este mundo. Si puede salvarse.

NB. Por supuesto, los dos feminismos pueden unirse tácticamente y apoyar medidas de cajón, como luchar contra las agresiones de todo tipo que reciben de los sujetos patriarcales, contra la discriminación salarial, etc Muy puntualmente, pues, aún ahí, hallamos medidas contrapuestas, por ejemplo, punitivismo frente a antipunitivismo, justictia restaurativa frente a justicia sobreretributiva.


viernes, 7 de marzo de 2025



070325


La polarización geopolítica mundial que contempla Trump a corto y medio plazo viene a presentar dos ejes y medio, USA, China y Rusia como medio que se desplaza a un lado, otro o ninguno, pero cuyo poder nuclear hace que las dos superpotencias centrales tengan que contar con ella, China, con su apoyo y USA con su neutralidad. Creo que queda clara mi opinión de que Trump no es precisamente un pacifista. Su actuación en el conflicto de Oriente Medio es diáfana, un apoyo absoluto a Netanyahu en su genocidio del pueblo Palestino y a una neutralización del llamado ‘frente de resistencia’ que, entre otras cosas, impida que Irán llegue a poseer la bomba atómica; en definitiva, el predominio absoluto de Israel, ese Estado racista y fascista, en toda la zona. Si, en este momento, Trump pugna por la paz en Europa, no es porque le preocupen los ucranianos en particular no los europeos en general, sino por motivos estratégicos: Europa debe desaparecer como union, y sus Estados deben ser socios menores semicoloniales de USA. Hay que alejar, al menos por el momento, la perspectiva de una guerra nuclear (a que casi abocaba la necedad de la OTAN). Obviamente, si cae Trump -es decir, el MAGA y el soporte de las grandes corporaciones, principalmente las armamentistas de USA, los inmensosfondos norteamericanos que dominan medio mundo y los techno bross con sus patentes y control tecnológico- y se vuelve al mainstream anterior a enero del 2025, la UE se recuperará y Putin seguirá siendo, oficialmente, ‘una amenaza para Europa’.

Mientras tanto la UE y sus líderes se verán obligados a gesticular y a teatralizar lo vivido estos días: loores a Zelensky, afirmación de su más que irreal plan que pasa por mantener los territorios ucranianos anteriores a la guerra e ingreso en la OTAN. Es decir, un plan de victoria bélica. Con la USA de Biden, impensable, con la de Trump, impensable y ridículo. Todo esto parece que no lo entiende la oligarquía política europea (digo ‘política’ porque el capital europeo contempla todo esto con cierta lejanía, no quiere comprometerse, aunque, por el momento, tampoco oponerse explícitamente), embebida en su construcción de realidad quimérica. La USA de Trump se desmarca de la política anterior de la OTAN, e incluso de la propia OTAN, que para él es un factor de gasto no adecuado a su estrategia, y los líderes comunitarios sacan pecho y llaman a un rearme que culminaría en un ejército europeo 'estratégicamente autónomo'. Por supuesto, la bravatas de Macrón, Tusk, von der Leyen, etc., dentro del marco del respeto reverencial a su, si no aliada, amiga, USA, confunden sus fantasías con la realidad. Europa, como entidad institucionalizada en la UE, o como coalición de Estados, no puede construir en un plazo de, pongamos, un decenio, un ejército cohesionado y eficaz con capacidad para enfrentarse, aunque sea en el plano de la comparación de fuerzas, a Rusia. Hoy por hoy, y, probablemente, siempre, necesitan tener detrás a las fuerzas armadas norteamericanas.

La guerra de Ucrania no sucederá dentro de diez años, ocurre ahora, y sin la ayuda americana y, sobre todo, su fuerza disuasoria, acabará en un plazo de, a los sumo, pocos meses. La OTAN europea a lo máximo que puede llegar es, una vez que se lleve a cabo un alto el fuego, y mientras se ultima el acuerda pergeñado por Trump y Putin y aceptado, velis nolis, por Ucrania, con o sin Zelensky, situar contingentes militares en la frontera bélica ucraniana con fecha no distante de abandono. Una ‘insurrección’ ucranio-europea a estos designios de la superpotencias podría llevar a Trump a aceptar, sin respuesta, el empleo por el ejército ruso de armás nucleares tácticas en suelo ucraniano. Y se acabó la historia, a no ser que algún enano nuclear, seguramente Macron, gallito entre los gallitos (los británicos tienen demasiados lazos con USA) se enfrente a un gigante nuclear. No pasará.

Así qur ceo que el fin de la guerra de Ucrania está visto para sentencia. No la estrategia económica y política de Trump en relación a Europa (sus actuales líderes agrupados en la UE) y la respuesta de ésta de erigir un ejército europeo con la suficiente capacidad ofensivo-defensiva como para asegurar su ‘autonomía estratégica’ en el mundo que se está redefiniendo. Mañana hablare de la gran decisión de von der Leyem de ‘liberar’ 800.000 millones de euros para financiar la Grande Armée francoalemana y sus comparsas.

Continuará.


miércoles, 5 de marzo de 2025


050325

Veamos la situación de Europa en el nuevo, y nada estabilizado, marco geopolítico, una vez que el discurso en el Congreso de Trump no ha añadido nada sustancial nuevo, tan sólo una reafirmación radical de su política y una puesta en escena de la división, difícilmente reversible, de la población de USA en dos partes cada vez más hostiles. En la política contemporánea la escenificación es fundamental por su potencial simbolizador, de construcción de imaginarios; siempre ha sido importante, pero ahora más que nunca. Sin embargo, no olvidemos que, frente a constructivismos postmodernos pasados de rosca, hay una realidad que, al menos, se manifiesta en la lucha entre las capacidades de interpretación que pretende la imposición de las diversas interpretaciones. Es, posible, entonces, discernir unas de otras en tanto que unas presentan la relación real de fuerzas y las otras, una ficción de lo que había y ya no se puede mantener, quizá para ganar tiempo.

Así, la bronca de Trump a Zelenski anuncia algo real: Trump tiene el poder suficiente como para decirle al presidente ucraniano que las relaciones van a cambiar y que no le queda sino obedecer. El poder es real y las formas brutales no hacen sino subrayarlo. Por su parte, Starmer convoca una reunion urgente de los principales mandatarios de países europeos, junto con 
(esto es fundamental) la UE y la OTAN. El objetivo es consolar y reivindicar a Zelensky y mostrar la voluntad de Europa (?) de continuar con la política que siguió en tiempos de Biden. Es decir, se trata de hacer creer que esa política es posible y que se va a mantener pese a Trump. Europa, incluyendo insólitamente, a Reino Unido se haría cargo de un hipotético abandono de USA de los objetivos de la guerra, armándose hasta sustituir eficientemente al ejército americano. Por tanto armándose sustancialmente y estableciendo una coordinación de las distintas fuerzas armadas nacionales -o un ejército europeo, aun más complicado- que incluiría algo así como una mutualización de los arsenales nucleares de Francia y Reino Unido (esto, especialmente en el caso británico, no se lo cree nadie).
Todo esto es una farsa., teatrillo malo. Europa es un territorio compuesto por varios Estados, el más grande de los cuales es Rusia. El resto es ideología, cada vez más barata y menos creída, como da fe el que parece imparable avance de la ultraderecha soberanista y populista.

Un poco de historia. Trás la IIGM y el reparto del mundo de los vencedores, URSS por un lado y USA con Gran Bretaña como socio menor, por otro, la Europa de occidente fue reconformada por USA mediante el plan Marshall y la OTAN. El plan Marshall supuso una enorme inversión de USA para restablecer la estructura económica de los países europeos, adaptándolos a su concepción mundial -véase el interesante análisis de papel jugado por Alemania y Japón que hace Varoufakis en su famos ‘Minotauro Global’- y permitiendo un rearme moderado y muy controlado. En paralelo USA crea la OTAN que, en el entorno de la Guerra Fría, se encarga de facto de la seguridad de la europa Occidental a la vez que compromete a sus Estados a situarse estratégicamente bajo la férula de USA. Solamente la Francia gaullista -que deliraba considerándose una de las naciones que derrotaron a los nazis-se opuso parcial y efímeramente a esos designios. Poco ha cambiado la OTAN en su misión, por mucho que haya acabado hace más de treinta años la Guerra Fría y se hayan incorporado e ella numerosos países europeos.

La unión de estos países, siempre con el beneplácito norteamericano, comenzó con la tímida unión del Carbón y el Acero, una mera alianza de libre comercio. A partir de ahí, las visiones utópicas, de los Schumann, Mounier y compañía de una Europa Unida bastión de la democracia y las libertades, el jardín en medio de la jungla, que diría Borrell, fueron tomando cuerpo y convirtiéndose en proyecto. Se organizó la UE, se institucionalizó, se sentaron las bases en Maastricht, Lisboa, etc, pero siempre, hasta hoy, con una economía supeditada a la de USA y bajo su paraguas militar protector en el seno de la OTAN. Hace ya tiempo que los tiempos están cambiando, y la UE no parece enterarse. El triunfo de Trump no es una anécdota pasajera, es un hito en una tendencia que no se detiene., Orban, Le Pen, AFD, etc., tres cuartos de lo mismo. Mientras, los Macron, Merz, Sánchez, en su burbuja irreal e inmutable.

De repente, los líderes comunitarios toman consciencia de que Trump hablaba en serio cuando caracterizaba a la OTAN de poco menos que un parásito de USA (y, me temo, que esa caracterización se extiende al estadounidense medio). La UE se tornanm, entonces, muy marcia, empezando por la patética von der Leyen: hay que rearmar Europa (o sea la UE), transformar los ejércitos nacionales para construir una fuerza armada europea que se presente como un polo de referencia militar junto a Rusia, USA y China. Hay que conseguir la ‘autonomía estratégica’ de Europa (o sea la UE), el nuevo eslogan tontuno. Para ello, la ínclita Úrsula se saca de la manga un plan de remilitarización cuantificado en 800.000 €. Pero ‘mientras tanto’, por ejemplo, en Ucrania, que USA nos proteja. Significativo es que Zelenski, con el cuerpo aún caliente de tantos abrazos y ‘estamos contigo’ de los líderes europeos, ha plegado velas, tragándose su orgullito, y se somete de nuevo a los dictámenes de Trump. Que Macron y Starmer sigan hablando de la paz y las fronteras de Ucrania. ¿A quien le importa? Pues le importa a las clases trabajadoras, incluyendo inmigrantes, de los países europeos, que sufrirán en sus carnes el paso adelante que el rearme supondrá en la destrucción de lo poco que va quedando del Estado del Bienestar. El fascismo, frotándose las manos.

Continuará.

martes, 4 de marzo de 2025



040325


Aunque sea reiterativo, en mi opinión la política geoestratégica de Trump está clara: abordar la competencia con China mediante una neutralización del arsenal nuclear ruso, el único capaz de hacer frente al predominio militar de USA. En estos momentos, USA tiene 5225 ojivas nucleares, Rusia, 5880, China, 600, Francia, 290 y Gran Bretaña, 225. Es decir, que si USA asegurase la total y perpetua neutralidad rusa, estaría en condiciones de hacer valer su absoluta superioridad nuclear sobre China. ‘Hacer valer’ no significa para nada una confrontación atómica entre ambas potencias, sino una capacidad disuasoria táctica en los movimientos de influencia económica de ambos rivales; una ventaja sólo táctica, porque Rusia no va a permanecer al margen en una escalada de tensión que abocase a la guerra nuclear que, ya sabemos, es triste y necesariamente, global. En todo caso, creo que, hoy por hoy, Trump no construye su política internacional sobre un futuro Armaggedon nuclear, aunque no lo descarte, sino que, basándose en su concepción ultranacionalista y ultrasupremacista así como en la bondad de sus políticas económicas proteccionistas, está seguro que la superioridad del hombre norteamerican blanco sobre el resto de la especie impondrá la hegemonía absoluta econonómico-política de USA en el mundo. USA, la gran Metrópoli imperial, y el resto colonias o semicolonias, llámense como se llamen. La Utopia según Trump.

En este sentido, no puedo dejar de mencionar un hecho muy significativo. Como es sabido, Trump, en el marco de su políticas antiinmigratorias y xenófobas, se propone restringir al máximo los visados de trabajo; pero hay una excepción, el H-1B que utilizan los trabajadores extranjeros muy cualificados, especialmente en el ámbito TIC. Trump es partidario de mantenerlo y, azuzado por Elon Musk, potenciarlo. Todo ello ha levantado esquirlas en el mundo Maga que, incidiendo en ese ultranacionalismo trumpiano considera que en USA hay más que suficientes mentes brillantes para no tener que recurrir a H-1B, el cual traerá a personas que según Bannon y compañía son, por encima de todo, extranjeros. Dos visiones confrontadas, pues, en USA tienen que trabajar las mejores mentes mundiales vs. los ciudadanos de USA, los WASC (C de cristianos en lugar de P de protstantes) incluyen las mejores mentes del mundo. Trump tendrá que decidir a medio plazo, o Musk y la aristocracia del saber tecnológico, o MAGA y el pueblo elegido (con latinos y negros subalternizados). Por el momento, ganan Musk y el H-1B, pero veremos. Hay partido. 

El camino emprendido, creo, por Trump está, al menos a corto plazo, expuesto en líneas anteriores. El de Putin, controlar la oposición, manteniendo su dominación autoritaria, y asegurar sus fronteras, sin que nadie las amenzace. No, desde luego, invadir Europa. China está al acecho, sin perder detalle y realizando una continua diplomacia e inversión con los BRICs presentes y futuros. Quedan 
 Zelenski y Europa (y sus 800.000 €). Mañana escribiré sobre ellos, a no ser que Trump diga algo relevante en su comparecencia de esta tarde en el Congreso.

Continuará.


lunes, 3 de marzo de 2025



020325


Continuacion.

Trump: “ ... No tienes las cartas ahora mismo. Con nosotros, empiezas a tener cartas”.

Zelensky: “No estoy jugando a las cartas. Soy muy serio, señor presidente. Muy serio”.

Trump: “Estás jugando a las cartas. Estás apostando con las vidas de millones de personas. Estás arriesgando la Tercera Guerra Mundial”.

Zelensky: “¿De qué estás hablando?”.

Trump: “Estás arriesgando la Tercera Guerra Mundial ...




¿Por qué, aparentemente sin venir a cuento, Trump saca a colación la (hipotética) Tercera Guerra Mundial? En mi opinión -que me aleja definitivamente de los progres- no se trata de una salida de pata de banco ni una de las opiniones disparatadas de Trump, sino una afirmación que sólo es posible cuando uno se situa, como Trump, fuera del discurso hasta ahora dominante en el ámbito de la política internacional. Ese discurso es, básicamente, el que rige la acción de USA desde la IIGM y, en especial, tras la caída del imperio soviético y de la bipolaridad, la variante que alcanza su acabada expresión teórica en la teoría neocons del ‘nuevo siglo americano’ y de ‘America first’ y de su plasmación práctica en todas la presidencias de USA, de Clinton a Biden, pasando por el mandato de 2016 del mismo Trump. La guerra de Ucrania es, junto al genocidio palestino, la manifestación más relevante de esa estrategia. Constituye el desenlace casi inevitable de la política hegemonizante de la OTAN manejada por USA, en n proceso que comenzó con la expansión hacía el este, pese a las garantías dadas a Gorbachov y que habría de culminar con la adhesión de Georgia y Ucrania, todo ello en una lógica de debilitar a Rusia y deponer el nacionalismo de Putin, colocando a alguien así como Yeltsin.


Así, el montaje del Euromaidan y la destitución de Yanukóvich, eventos en que algo tuvo que ver la CIA, y el aval europeo tanto a los acuerdos de Minsk como a su incumplimiento, son los hitos que condujeron a la previsible invasión rusa. La OTAN, por personalizar en ella la política de USA y su fiel y subordinada UE, sabía perfectamente que la Rusia de Putin no podía aceptar el siguiente paso: la integración de Ucrania en la OTAN y que su única salida, vetada toda solución diplomática, era la guerra -de hecho, boicoteó, mediante las mentiras de Boris Johnson, un acuerdo de paz ya casi asumido por Ucrania en Turquía dos meses después de la invasión rusa-; la OTAN estaba convencida de que la resistencia ucraniana, sostenida por sus integrantes y las sanciones económicas occidentales serían suficientes para acabar con Putin, en el seno de un supuesto malestar interno en Rusia. La idea subyacente era balcanizar Rusia, neutralizando su poder nuclear, sin el cual el predominio militar de USA era absoluto, incontestable incluso para China, y, en consecuencia se culminaba la unipolaridad económica y política hegemonizada por USA. El objetivo final de los neocons, de Bush a Biden.

Para desgracia de la OTAN, y descrédito de sus servicios de inteligencia, Putin no cayó, incluso reforzó su poder interno, y las sanciones económicas se convirtieron en un disparo en el pié pie para Europa. La contraofensiva de Ucrania en el 2023 fracasó y la escena bélica se situó en un marco cómodo para Rusia, que iba ganando territorio y avanzando, lenta pero inexorablemente, hasta una victoria militar plasmada en un Tratado de Paz que reconociera la independencia del este ucraniano y rechazara definitivamente la entrada de Ucrania en la OTAN. Ese tratado, en lo esencial, se va a firmar, hagan lo que hagan la UE, la GB del Brexit o Zelensky.

La política de la OTAN no ha podido ser mas equivocada, y peligrosa; todo ello, creo, por incapacidad intelectual de reconocer errores y leer los cambios sociopolíticos, siguiendo, cual asno con anteojeras, el camino trazado desde décadas atrás, sin comprender que ya no correspondía a la relación real de fuerzas. La OTAN volcada en su apoyo al ejército ucraniano, no ha conseguido evitar, en los términos y con los límites en que se ha movido, la más que probable derrota de Ucrania, y las sanciones, aparte de hundir, sobre todo, Alemania y de dar aire a un enemigo del Planeta como es el fracking, han impulsado el proceso que más debe temer USA: el acercamiento, tendente a una coalición permanente, entre Rusia y China (además del potenciamiento de Rusia y de los BRICs). Como señalé arriba, una bipolarización a corto plazo con Rusia/China por un lado y USA por otro es nefasta para ésta y sólo puede conducir, bien a la guerra nuclear total, bien a la subalternización de USA.


'No miremos el pasado, la historia, el contexto', dijeron Biden y sus aliados -curiosamente, lo mismo que el 7 de septiembre de 2023, del drama palestino- Ucrania ha sido invadida sin mediar provocación. ¿Por qué? Porque Putin es malvado,-USA siempre introduce un componente teológico en sus conflictos coloniales-. Esa maldad intrínseca se materializa en su carácter imperialista sin límites. A la manera de los malos-malísimos de James Bond, Putin quiere conquistar el mundo; empieza por Ucrania y seguirá con Polonia y los países Bálticos. Hasta dominar Europa entera y, después, saltar el charco. Ridículo, infantil, rudimentario; y, a la vez, creído, eso sí, al modo pascaliano, por gente que se supone instruida e inteligente, como Macron y Starmer. El problema es que se lo creen, azuzados por un personaje patético que me recuerda a la enorme peli de Rossellini ‘El general de la Rovere’, Zelensky. Hasta tal punto creen los atlantistas en los nefandos propósitos de Putin que han estado a punto de enviar tropas, nacionales o de la OTAN, para unir sus fuerzas al ejército ucraniano. No descarto que la victoria electoral de Kemala Harris hubiese conducido a ese escenario. Y, ciertamente, la situación bélica se podría haber revertido y haber situado a Rusia en la tesitura de perder la guerra. Algo que Putin no se puede permitir, él es consciente que la derrota conllevaría muy probablemente el fin de su país. Una cuestión existencial, que se dice ahora. Putin amenazó entonces con usar sus armas nucleares y estoy seguro que no habría dudado en hacerlo. De ahí las alusiones de Trump a la IIIGM y su exasperación ante un Zelensky que, llevado por una comprensible desesperación que no revoca su irresponsabilidad, intenta llevar a sus aliados en esa dirección.

Continuará.


sábado, 1 de marzo de 2025



010325


Imposible no hablar del insólito encuentro de ayer entre Trump, con el apoyo, torpe pero efectivo, de Vance en el papel de lanzador, y Zelensky. Más significativo que la jugosa cháchara de Trump en estas últimas semanas. Aunque sus mensajes son, también, reversibles, recuérdese que negó tranquilamente haber dicho lo que había declarado a los media pocos días antes, su posición se va tornando clara y, por qué no decirlo, con aires de coherencia.

Yo imagino que a puerta cerrada nuestros líderes tienen conversación tan tensas y violentas como la mencionada. Pero todo queda en el interior de los salones. Ante la prensa, escenifican una relación cordial con, a lo sumo, discretas y resolubles discrepancias. El mensaje es claro: todo en Órden. No recuerdo precedentes en que el más poderoso de los dos interlocutores, aquí Trump, abronque en público al más débil y, de paso, tire por tierra sin ambigüedad el discurso (antes) hegemónico vigente durante muchas décadas atrás. Dejo a un lado la vulgaridad y chulería de Trump -lo que no quiere decir que estas formas no sean profundamente relevantes, y susceptibles de análisis- , cada vez más populista-fascista, para centrarme en unos contenidos y una cosmovisión que, desde luego podía haber expresado con otros modos.

A modo, previamente, de recordatorio. Estados Unidos es una potencia económica en decadencia. China lo es en ascenso. Aunque el PIB de ambos gigantes sea similar, la influencia comercial de USA decrece (y más, a medio plazo, con la política arancelaria de Trump), mientras que la de China aumenta. Para mantener su papel hegemónico mundial, USA cuenta con un poderío militar, que, por el momento, es el principal garante del dólar como casi única divisa internacional, de tal modo que el poder financiero contrarresta la menguante economía productiva.

El poder militar es, en última instancia, poder atómico. Una unión estratégica Chino-rusa equilibra holgadamente la capacidad nuclear de USA, aun contando con su fiel Gran Bretaña. Si ese equilibrio en armas atómicas impide la guerra entre China, con el apoyo ruso, y USA, es evidente que el muy desigual desarrollo económico lleva a la pérdida de la hegemonía USA y a un mundo unipolar en el que es una potencia subalterna. Una, improbable, asociación de USA con Rusia, aseguraría la hegemonía indefinida de USA; no se requiere tanto, basta con la neutralidad de Rusia para que el mundo bipolar China y USA, que es básicamente, el actual, se mantenga en medio de conflictos controlados. El triunfo conjunto del MAGA, del MEGA de Le Pen, Abascal y compañía, el MLAGA (siendo LA, Latinoamérica), etc, lleva a un mundo totalitario invivible, pero, en mi opinión aleja, aunque sea a corto-medio plazo, la amenaza de guerra total. Al menos durante algún tiempo, porque la creciente falta de insumos naturales aboca a algo parecido a una guerra nuclear total. Sin contar con el cambio climático. Sí, un levantamiento de los trabajadores en todos el mundo, en la senda de una democracia socialista, invertiría el panorama. Pero…

Creo que, dentro del marco histórico de posibilidades expuesto en el párrafo anterior, Trump ha optado por ese mundo sin guerra, si bien basándose en un supuesto por completo equivocado: como consecuencia de su fe en las virtualidades de la economía norteamericana, al pensar que ésta se hallaría en condiciones (con su ‘sabia’ política) de resistir el empuje económico chino y más tarde, subordinarlo (contando, claro, con su desarme relativo, y la ‘neutralidad’ rusa). De esta manera se llegaría a la unipolaridad hegemónica de USA sin grandes conflictos armados. Sin embargo, USA tiene una economía desindustrializada, con un brazo atado al cuerpo por la política migratoria de Trump, con un déficit comercial crónico y una deuda superior al 100% del PIB; no puede sino decaer o vivir efímeramente de la depredación de otras La creencia de Trump, un ultranacionalista y supremacista no del hombre blanco a secas, sino del hombre blanco americano y cristiano, en el potencial de USA capaz de ‘hacer América grande de nuevo, es la falla fatal de su proyecto estratégico. Continuará.