050325
Veamos la situación de Europa en el nuevo, y nada estabilizado, marco geopolítico, una vez que el discurso en el Congreso de Trump no ha añadido nada sustancial nuevo, tan sólo una reafirmación radical de su política y una puesta en escena de la división, difícilmente reversible, de la población de USA en dos partes cada vez más hostiles. En la política contemporánea la escenificación es fundamental por su potencial simbolizador, de construcción de imaginarios; siempre ha sido importante, pero ahora más que nunca. Sin embargo, no olvidemos que, frente a constructivismos postmodernos pasados de rosca, hay una realidad que, al menos, se manifiesta en la lucha entre las capacidades de interpretación que pretende la imposición de las diversas interpretaciones. Es, posible, entonces, discernir unas de otras en tanto que unas presentan la relación real de fuerzas y las otras, una ficción de lo que había y ya no se puede mantener, quizá para ganar tiempo.
Así, la bronca de Trump a Zelenski anuncia algo real: Trump tiene el poder suficiente como para decirle al presidente ucraniano que las relaciones van a cambiar y que no le queda sino obedecer. El poder es real y las formas brutales no hacen sino subrayarlo. Por su parte, Starmer convoca una reunion urgente de los principales mandatarios de países europeos, junto con (esto es fundamental) la UE y la OTAN. El objetivo es consolar y reivindicar a Zelensky y mostrar la voluntad de Europa (?) de continuar con la política que siguió en tiempos de Biden. Es decir, se trata de hacer creer que esa política es posible y que se va a mantener pese a Trump. Europa, incluyendo insólitamente, a Reino Unido se haría cargo de un hipotético abandono de USA de los objetivos de la guerra, armándose hasta sustituir eficientemente al ejército americano. Por tanto armándose sustancialmente y estableciendo una coordinación de las distintas fuerzas armadas nacionales -o un ejército europeo, aun más complicado- que incluiría algo así como una mutualización de los arsenales nucleares de Francia y Reino Unido (esto, especialmente en el caso británico, no se lo cree nadie).
Todo esto es una farsa., teatrillo malo. Europa es un territorio compuesto por varios Estados, el más grande de los cuales es Rusia. El resto es ideología, cada vez más barata y menos creída, como da fe el que parece imparable avance de la ultraderecha soberanista y populista.
Un poco de historia. Trás la IIGM y el reparto del mundo de los vencedores, URSS por un lado y USA con Gran Bretaña como socio menor, por otro, la Europa de occidente fue reconformada por USA mediante el plan Marshall y la OTAN. El plan Marshall supuso una enorme inversión de USA para restablecer la estructura económica de los países europeos, adaptándolos a su concepción mundial -véase el interesante análisis de papel jugado por Alemania y Japón que hace Varoufakis en su famos ‘Minotauro Global’- y permitiendo un rearme moderado y muy controlado. En paralelo USA crea la OTAN que, en el entorno de la Guerra Fría, se encarga de facto de la seguridad de la europa Occidental a la vez que compromete a sus Estados a situarse estratégicamente bajo la férula de USA. Solamente la Francia gaullista -que deliraba considerándose una de las naciones que derrotaron a los nazis-se opuso parcial y efímeramente a esos designios. Poco ha cambiado la OTAN en su misión, por mucho que haya acabado hace más de treinta años la Guerra Fría y se hayan incorporado e ella numerosos países europeos.
La unión de estos países, siempre con el beneplácito norteamericano, comenzó con la tímida unión del Carbón y el Acero, una mera alianza de libre comercio. A partir de ahí, las visiones utópicas, de los Schumann, Mounier y compañía de una Europa Unida bastión de la democracia y las libertades, el jardín en medio de la jungla, que diría Borrell, fueron tomando cuerpo y convirtiéndose en proyecto. Se organizó la UE, se institucionalizó, se sentaron las bases en Maastricht, Lisboa, etc, pero siempre, hasta hoy, con una economía supeditada a la de USA y bajo su paraguas militar protector en el seno de la OTAN. Hace ya tiempo que los tiempos están cambiando, y la UE no parece enterarse. El triunfo de Trump no es una anécdota pasajera, es un hito en una tendencia que no se detiene., Orban, Le Pen, AFD, etc., tres cuartos de lo mismo. Mientras, los Macron, Merz, Sánchez, en su burbuja irreal e inmutable.
De repente, los líderes comunitarios toman consciencia de que Trump hablaba en serio cuando caracterizaba a la OTAN de poco menos que un parásito de USA (y, me temo, que esa caracterización se extiende al estadounidense medio). La UE se tornanm, entonces, muy marcia, empezando por la patética von der Leyen: hay que rearmar Europa (o sea la UE), transformar los ejércitos nacionales para construir una fuerza armada europea que se presente como un polo de referencia militar junto a Rusia, USA y China. Hay que conseguir la ‘autonomía estratégica’ de Europa (o sea la UE), el nuevo eslogan tontuno. Para ello, la ínclita Úrsula se saca de la manga un plan de remilitarización cuantificado en 800.000 €. Pero ‘mientras tanto’, por ejemplo, en Ucrania, que USA nos proteja. Significativo es que Zelenski, con el cuerpo aún caliente de tantos abrazos y ‘estamos contigo’ de los líderes europeos, ha plegado velas, tragándose su orgullito, y se somete de nuevo a los dictámenes de Trump. Que Macron y Starmer sigan hablando de la paz y las fronteras de Ucrania. ¿A quien le importa? Pues le importa a las clases trabajadoras, incluyendo inmigrantes, de los países europeos, que sufrirán en sus carnes el paso adelante que el rearme supondrá en la destrucción de lo poco que va quedando del Estado del Bienestar. El fascismo, frotándose las manos.
Un poco de historia. Trás la IIGM y el reparto del mundo de los vencedores, URSS por un lado y USA con Gran Bretaña como socio menor, por otro, la Europa de occidente fue reconformada por USA mediante el plan Marshall y la OTAN. El plan Marshall supuso una enorme inversión de USA para restablecer la estructura económica de los países europeos, adaptándolos a su concepción mundial -véase el interesante análisis de papel jugado por Alemania y Japón que hace Varoufakis en su famos ‘Minotauro Global’- y permitiendo un rearme moderado y muy controlado. En paralelo USA crea la OTAN que, en el entorno de la Guerra Fría, se encarga de facto de la seguridad de la europa Occidental a la vez que compromete a sus Estados a situarse estratégicamente bajo la férula de USA. Solamente la Francia gaullista -que deliraba considerándose una de las naciones que derrotaron a los nazis-se opuso parcial y efímeramente a esos designios. Poco ha cambiado la OTAN en su misión, por mucho que haya acabado hace más de treinta años la Guerra Fría y se hayan incorporado e ella numerosos países europeos.
La unión de estos países, siempre con el beneplácito norteamericano, comenzó con la tímida unión del Carbón y el Acero, una mera alianza de libre comercio. A partir de ahí, las visiones utópicas, de los Schumann, Mounier y compañía de una Europa Unida bastión de la democracia y las libertades, el jardín en medio de la jungla, que diría Borrell, fueron tomando cuerpo y convirtiéndose en proyecto. Se organizó la UE, se institucionalizó, se sentaron las bases en Maastricht, Lisboa, etc, pero siempre, hasta hoy, con una economía supeditada a la de USA y bajo su paraguas militar protector en el seno de la OTAN. Hace ya tiempo que los tiempos están cambiando, y la UE no parece enterarse. El triunfo de Trump no es una anécdota pasajera, es un hito en una tendencia que no se detiene., Orban, Le Pen, AFD, etc., tres cuartos de lo mismo. Mientras, los Macron, Merz, Sánchez, en su burbuja irreal e inmutable.
De repente, los líderes comunitarios toman consciencia de que Trump hablaba en serio cuando caracterizaba a la OTAN de poco menos que un parásito de USA (y, me temo, que esa caracterización se extiende al estadounidense medio). La UE se tornanm, entonces, muy marcia, empezando por la patética von der Leyen: hay que rearmar Europa (o sea la UE), transformar los ejércitos nacionales para construir una fuerza armada europea que se presente como un polo de referencia militar junto a Rusia, USA y China. Hay que conseguir la ‘autonomía estratégica’ de Europa (o sea la UE), el nuevo eslogan tontuno. Para ello, la ínclita Úrsula se saca de la manga un plan de remilitarización cuantificado en 800.000 €. Pero ‘mientras tanto’, por ejemplo, en Ucrania, que USA nos proteja. Significativo es que Zelenski, con el cuerpo aún caliente de tantos abrazos y ‘estamos contigo’ de los líderes europeos, ha plegado velas, tragándose su orgullito, y se somete de nuevo a los dictámenes de Trump. Que Macron y Starmer sigan hablando de la paz y las fronteras de Ucrania. ¿A quien le importa? Pues le importa a las clases trabajadoras, incluyendo inmigrantes, de los países europeos, que sufrirán en sus carnes el paso adelante que el rearme supondrá en la destrucción de lo poco que va quedando del Estado del Bienestar. El fascismo, frotándose las manos.
Continuará.
Desgraciadamente, muy acertado.
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