100325 Continúa.
Los líderes europeos son incapaces de entender, o de aceptar, que la UE, hoy, es un fracaso condenado a una muerte rápida o a una agonía lenta e interminable, dilema que decidirá USA. Esa carencia cognitiva para asumir su propia banalidad y prescindibilidad los mueve a huir de lo real y edificar bonitas narraciones sobre una Europa que emprende un camino de independencia en lo militar y en lo económico, una Europa unida que, llegado el tiempo, tendrá capacidad para enfrentarse en ambos ámbitos incluso a USA, si es necesario. Para ello debe disponer de un ejército que le sea disuasorio a Rusia, a China … y a USA. Un ejército que, ya mismo, fortalezca a Ucrania y frene las ambiciones imperiales del zar Putin de invadir Europa, con Ucrania como primera etapa. Y, por añadidura, una Europa que preserve en el mundo la libertad y la democracia acosadas por los Estados bárbaros. En ese entorno histórico, pura fantasía monomaníaca, se mueve el plan de rearme publicitado por von der Leyen, una huida hacia adelante sin pies ni cabeza, pero que tendrá profundas repercusiones biopolíticas, dañando profundamente la calidad de vida de los pueblos europeos.
Los famosos 800.000 millones de euros. Doy por sentado que esos 800.000M, que no son, ni de lejos 800.000M, como se verá, serán gastados por la burocracia de la UE y las burocracias de los Estados europeos, con una eficacia máxima para (sobre) enriquecer a ciertos ciudadanos y corporaciones -si yo invirtiera, gastaría buena parte de mi inexistente fortuna en comprar acciones de Indra, Airbus o, ¿por qué no? Lockheed Martin- y con una eficacia mínima para crear unas fuerzas armadas europeas sin deterioro para la soberanía de cada Estado. De esos 0,8B €, solamente 150.000M estan identificados; saldrán de una emisión de eurobonos de la UE, cuyo monto será repartido, no como subvención, sino como préstamos a los diversos Estados, supongo que en función de sus presupuestos de defensa y de lo que cada uno pida. El resto, 650.000M será responsabilidad de cada Estado, de modo que la UE se limitaría a aparcar una vez más el pacto de estabilidad y crecimiento, la famosa clausula de escape, permitiendo que los gastos en defensa aumenten en un 1,5% del PIB y queden fuera de los topes establecidos sin penalización alguna. Es decir, el déficit público quedará muy por encima del 3%.
¿Y? Aquí asoma el pensamiento mágico de los líderes europeos. El gasto público, y el déficit asociado, puede subir todos lo que se quiera, un 2% anual en armas y logística militar durante los próximos cinco años, o un 20% cada año, lo que se quiera, pero ¿cómo se paga? Suponiendo que el BCE, el emisor de moneda, no quiera hacerse el harakiri, se pagará, bien con más ingresos fiscales y menos gastos, bien recurriendo al crédito, o sea, más endeudamiento y mayores tipos de interés. El aumento de impuestos, dada la relación mundial de fuerzas, no se va a hacer gravando a las grandes corporaciones, ni al capital financiero ni a los muy ricos (recuérdese que, en la época de New Deal, Henry Ford pagaba al gobierno más del 80% de su renta). Si hay mayor peso impositivo, se centrará en las clases media y baja. La medida complementaria sería disminuir gastos recortando servicios sociales y acabando con lo que queda del Estado del bienestar. Por su parte, el recurso al crédito, exceptuando Alemania (que con su plan de gasto de 500.000 millones acordado por la CDU y el SPD en su programa de gobierno, principalmente para tener un ejército en condiciones, se apunta al club de los dispendiosos; debería escribir algún día sobre el fin del ordoliberalismo y la obsesión Weimar), es oportuno recordar a los grandes PIB de Europa: Francia con una deuda pública en 3023, 110% del PIB, Italia, 134%, España, 105%, Bélgica 104%, Portugal, 98%. ¿Se han constituído todos en una asamblea de majaras? No, a lo sumos estúpidos e ignorantes que sólo piensan en el muy corto plazo o en que se costearan indefinidamente los intereses con nuevos créditos, aumentando los principales hasta que se produzca ¿qué?, ¿el Gran Milagro? Aquí se aplica, corregido y aumentado aquello de Boulding: “El que crea que en un mundo finito, el crecimiento puede ser infinito o es un loco o es un economista” Probablemente, un economista loco. Pero la realidad no es, finalmente, eludible. Europa juega al rearme y, a la vez -dejando a un lado discursos para nadie de cretinos como Macron (el megalómano que se cree Napoleon y no le llega a la suela de los zapatos a De Gaulle)- sin desmarcarse para nada de USA de Trump, que, guste o no, es la que hay. Musk habla de que USA abandone la OTAN y a Europa le tiemblan las canillas. Terminando el cuadro, el malestar de trabajadores y pensionistas, que se vuelven hacia el fascismo porque en la izquierda no hay nada. Avanza el malestar, avanza el fascismo.
Para acabar, a la espera de novedades relevantes, hablaré un poco del Estado español. La única fuerza presente en el Parlamento que difiere explícitamente del relato para tarugos del mainstream comunitario es Podemos (dejando de lado los problemas de VOX y su Make Europe Great Again). Me pica la curiosidad ante la posición que van a adoptar ERC, Bildu y el BNG; hasta ahora han desarrollado una propaganda genérica contra la OTAN y la guerra de Ucrania, pero ahora van a tener que definirse con rotundidad si apoyan a Sánchez o se le oponen, y no me refiero sólo a votaciones específicas sobre el asunto, en las cuales el PSOE no les necesita porque contará con el respaldo del PP. Me refiero a cuado esté en juego el gobierno de Sánchez, si van a continuar con el posibilismo presente,
Podemos es, pues, el único partido con el que coincido. En parte. Ellos hablan de que Europa ha pasado a ‘preparar la guerra’ y, en mi opinión, no hay ninguna guerra que preparar, a no ser que esa nueva UE armada se empeñe en ‘defender’ a Ucrania hasta situar a Rusia en un callejon sin más salida que las ojivas nucleares, o, llegado el caso, en atacar, no sé, preventivamente, a Rusia. Porque Rusia no tiene ningún interés, ni ni de cualquier otro tipo, en ‘conquistar Europa ni siquiera algún pais europeo cercano. Ciertamente, Rusia desea, ante todo, resolver el problema ucraniano, concretado en que Ucrania no entre en la OTAN actual, no haya tropas extranjeras en el territorio de Ucrania y se resuelva el problema de la numerosa y concentrada etnia rusa en el Donbass. A lo sumo, Rusia puede plantear alguna cuestión delicada con Finlandia, Estonia y Letonia, pertenecientes a la OTAN y fronterizas con Rusia; y, en el caso de las dos últimas, con una minoría considerable rusófona y un alto porcentaje de la población rusófobo. Nada que no se pueda resolver con tratados de reconocimiento de fronteras y renuncia a la agresión de una u otra parte. Además, creo que en el marco de la nueva relación entre USA y Rusia, si se impone su relato y su realidad, la OTAN, que fue un producto de la Guerra Fría, debe desaparecer, o reconvertirse por completo, y no mantenerse en el absurdo de que Rusia es lo mismo que la URSS; la ORAN debe dejar de ser el instrumento de USA, con Europa como siervo, para su geopolítica unipolar neocons, esa del 'Siglo Americano'.
No hay guerra para la que prepararse fuera de las alucinaciones de Kallas o Macron. Lo que hay es un plan de militarización que, además de suponer un impulso, con sus inversiones de 800.000M, 500.000M y similares, de acumulación y concentración de capital, de nuevas transferencias de los pobres a los ricos, tratará de imponer una cultura militarista y belicista, en la que el miedo a la guerra es producida por la creación de un imaginario social, no porque realmente exista. De lo que se trata, creo yo, es de desenmascarar la impostura de los nuevos guerreros. De oponerse al plan de rearme de la UE, construído sobre fakes. Europa no se prepara para la guerra, como dice Podemos. Europa se embarca en una política fantasmática en la que, y en eso concuerdo con Podemos, hará valer con todos sus media una cultura de guerra.